Page 109 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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VI. — HERACLES, “EL MÁS NOBLE
DE LOS HOMBRES”
UANDO Diogenes el cínico, que entonces era un muchacho bastan
C te desagradable, quiso asistir a las lecciones de Antístenes y le
preguntaron qué era lo que quería hacer en la vida, contestó :
Παραχαράττειν το νόμισμα, “ desfigurar o reacuñar la moneda” . Esto
constituía un delito, delito que por casualidad era precisamente aquel
por el que el malfamado padre de Diógenes estaba en aquellos momen
tos en la cárcel. La mayoría de los hijos hubieran evitado tema tan
delicado, pero Diógenes no. Diógenes quería desfigurar todas las
efigies y leyendas de todas las nomismata — palabra que, desde luego,
significa tanto “ monedas” como “ convenciones” — , porque todas las
etiquetas del mundo están mal puestas. Sobre todo, lo que se llama
bueno, άγαθο'ν, no lo es. En otras versiones de la anécdota es el
Oráculo de Delfos el que le dice a Diógenes que vaya a παραχαράττειν
το νόμισμα, y en Suidas la frase se atribuye categóricamente al O ráculo
y no a Diógenes. Sea como fuere, Diógenes lo ponía en práctica y
lo dejó en herencia a los cínicos y a algunos de los estoicos.
Pero mucho antes de que la doctrina adoptara esta forma acerba
y paradójica podemos ya encontrar su germen medio realizado y
pugnando por existir. El griego es lengua que gusta de antítesis, y
no hay antítesis más corriente en todas las formas de la literatura
que la que existe entre el logos y el ergon, la cosa dicha y la cosa
hecha. En la mayoría de los casos no designa engaño intencional,
por el que una persona dice una cosa y hace otra. Se refiere en
medida mucho mayor a una “ mentira en el alma” , o a la descon