Page 101 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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LA “ TRADICIÓN” DE LA LITERATURA GRIEGA 105
Habla con respeto de varios poetas y hace resúmenes de novelas y
obras románticas con tanta amplitud que hace pensar en entusiasmo
por parte del que las resume. Claro está que no debemos olvidar que
la pronunciación del griego había cambiado por completo y que los
bizantinos, habiendo perdido el sentido de la cantidad y escandiendo
sólo por el acento, habían perdido todo lo que da melodía y sentido
a las formas del verso antiguo. Pero creo que más adelante veremos
la verdadera razón a que se debe el descuido en que Focio tiene
a la poesía.
De los autores que acabamos de mencionar, el único que figura
en la lista de Focio es Teopompo. Ocupa el número 176 del catálogo:
“ Leídas las obras históricas de Teopompo. Las que se conservan
suman 53. Hasta algunos de los antiguos dijeron que la sexta y la
séptima y la vigésimononá y la trigésima se han perdido. Y tampoco
yo las he visto. Pero un cierto Menófanes — un antiguo, y persona que
no era de despreciar— ·, al dar noticia de Teopompo dice que la
duodécima también se había perdido. Sin embargo, la leimos junto
con las otras. El contenido de la duodécima es el siguiente...”
Es ésta una de las grandes pérdidas que hemos sufrido desde los
tiempos de Focio.
Pero también ha habido otras. Hemos de recordar que Focio leyó
más que nada a los padres de la Iglesia cristiana y que, para él, los
autores del período romano se contaban entre los antiguos. Tenía
obras de varios de ellos en textos más completos que los nuestros
— por ejemplo, de Diodoro— , pero no afectan a la cuestión que ahora
nos ocupa. De los autores griegos clásicos había leído a Herodoto...
sin estimarlo mucho. También conocía a Ctesias, en 24 libros, 23 de
Persica y uno de Indica, que conocemos exclusivamente por el epíto-
me de Focio. Al parecer, su ejemplar del Ctesias era un libro raro, ya
que le dedicó especial cuidado, como se lo dedicó al duodécimo libro
de Teopompo. Poseía también la Historia de los diádocos y el famoso
relato sobre el Mar Rojo del geógrafo Agatárquides, al que dedica cua
renta columnas. Poseía, al parecer, la historia del alejandrino Cefalion.
Sin embargo, el grueso de sus obras de literatura antigua está compues
to con creces por oradores áticos. Tenía los 60 discursos de Antifonte,
25 considerados apócrifos, mientras nosotros tenemos 15. De Ando-
cides sólo tenía cuatro, como nosotros. De Lisias, del que nosotros
casi nos damos por contentos con 34 incompletos, él tenía, al parecer,