Page 160 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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      brutal  con  que  lo  expresaba.  Todas  estas  cualidades  las  encontraremos
      en  Teopompo.

         Veamos  primero,  sin  embargo,  si  cuadra  con  los  hechos  el  punto
      de  vista  de  que  Teopompo  es,  sin  más,  espartanófilo  y  enemigo  de
      lo  ateniense.  Tomemos  el  fragmento  13  (en  Hellenica  Oxyrhynchia,
      Oxford,  fr.  14).
         “ El  trato  dado  a  la  nación  ilota  es  sumamente  feroz  y  cruel.  Han
      sido  reducidos  a  esclavitud  por  los  espartanos  durante  muchas  gene­
      raciones,  siendo  algunos  de  ellos  mesenios  y  los  demás  heleatas  de
      los  marjales  de  Laconia.”

         Plutarco  atribuye  una  frase  más  viva  a  Teopompo  el  comedió­
      grafo:
         “ Como  gobernantes,  los  espartanos  eran  como  vinateros  deshones­
      tos.  Primero  daban  a  probar  a  las  ciudades  el  dulce  vino  de  la  liber­
      tad,  y  luego,  cuando  éstas  habían  aceptado  la  muestra,  les  servían
      una  tiranía  amarga  y  venenosa” 5.
         Fragmento  240  (233  H).  “ Jenopitía,  madre  de  Lisándridas,  era  la
      mujer  más  hermosa  del  Peloponeso.  Los  lacedemonios  la  asesinaron
      a  ella  y   a  su  hermana  Crise  cuando  Agesilao,  en  el  curso  de  una
      intriga  política,  hizo  que  se  enviara  al  destierro  a  su  colega  Lisán-
      dridas.”
         O  sea  que  no  se  perdona  ni  siquiera  a  Agesilao,  el  héroe  de  Jeno­
      fonte,  el  mejor  de  los  reyes  espartanos.  Comparemos  con  esto  la
      afirmación  que  se  hace  en  el  papiro6,  según  la  cual  Agesilao  pro­
      tegió  a  un  cierto  desertor  persa  “ principalmente  porque  su  joven
      hijo  era  de  tan  buen  parecer” .

         Basta  esto  para  probar  que  Teopompo  no  era  partidario  de  Es­
      parta.  Pero  la  verdad  es  que  Esparta  no  les  interesaba  mucho  a  estos
      cínicos.  Ellos  se  habían  lanzado  a  atacar  la  Feria  de  las  Vanidades,
      el  orgullo  del  mundo  y,  sobre  todo,  el  lujo.  Esparta  no  les  daba
      mucho  margen.  Resultaba  más  entretenido  fustigar  a  Atenas.  Por
      ejemplo :


        5  Plut.,  Lisandro,  13.
        «  Cap.  XVI.
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