Page 168 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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     dades  tan  ingentes  de  carnes  escabechadas  de  todas  clases,  apiladas
      en  montones  ¡que  la  gente  que  llegaba  desde  lejos  creía  que  eran
     montañas  que  se  les  iban  a  echar  encima!"
        Esto  me  parece  a  mí  que  tiene  tono  de  sátira  intencionada,  con
     sus  mares  de  salsa  y  sus  montañas  de  carne  escabechada.
        Por  otra  parte,  se  recordará  la  pintura  que  hace  de  Filipo  y
     de  los  individuos  que  estaba  rodeado.  Polibio  se  queja  de  que  Teo-
     pompo  diga21  que  “ Europa  no  había  producido  nunca  un  hombre
     como  Filipo,  hijo  de  Amintas” .  Sin  embargo,  inmediatamente  des­
     pués,  tanto  en  la  introducción  como  a  lo  largo  de  toda  su  historia,
     lo  presenta  como  totalmente  disoluto.  ¿No  hubiera  contestado  Teo-
     pompo:  “ Bueno,  lo  único  que  he  dicho  es  que  no  hay  nadie  como
     él,  y  no  lo  hay” ?
        Percibo  un  tono  parecido  en  una  historieta  en  que  se  habla  de
     uno  que  sacaba  partido  de  la  guerra:
        Fragmento  192  (189  H).  “ Los  antiguos  espartanos,  necesitando
     oro  para  dorar  la  faz  de  Apolo  Amicleo,  recurrieron  por  consejo  de
     Delfos  a  Creso,  el  rey  de  Lidia,  y  lo  consiguieron.  Posteriormente,
     Hierón,  encontrándose  en  situación  parecida,  recurrió  a  Arquíteles,
     un  corinto  que  era  proveedor  del  ejército.  Éste  reunió  fácilmente  toda
     la  suma,  y  aun  echó  en  ella  de  añadido  unos  cuantos  puñados  más.”

        Por  último,  atendiendo  a  los  fragmentos  que  se  conservan  y
     basándonos  en  la  voz  de  la  tradición,  sabemos  que  Teopompo  tenía
     otra  peculiaridad.  Le  gustaba  intercalar  mitos  y  fábulas  en  el  relato
     y,  en  efecto,  a  estas  cosas  dedicó  todo  un  libro,  el  octavo,  Citado  de
     dicho  libro  encontramos  la  narración  de  una  especie  de  Siglo  de  Oro,
     de  una  isla  piadosa  y  una  isla  de  la  discordia,  historias  de  Ferecides
     que  predice  un  terremoto  por  el  sabor  del  agua  de  un  cierto  manan­
     tial,  de  Epiménides  que  se  queda  dormido  por  espacio  de  cincuenta
     años,  como  Rip  van  Winkle,  de  Midas  y  de  Sileno  y  de  otros.  Creo
     que  mitos  de  esta  clase  no  eran  lo  corriente  entre  los  historiadores i
     lo  eran,  por  supuesto,  y  mucho,  entre  los  filósofos.  El  propio  Antis-
     tenes  compuso  gran  número  de  mitos,  como  Platórí.  Quizá  fuera  aquí


       21  Fr.  27  (26  H).
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