Page 25 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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EL HELENISMO 29
A Pitocles
33. Hijo mío: Iza la vela y huye de toda forma de instrucción,
Pero aquí se suscita una observación bastante curiosa. ¿Qué se
quiere decir*con intimidad? Ni Aristófanes ni Platón ni Epicuro nos
dan muchas noticias sobre aspectos materiales y económicos. ¿No es
extraño, por ejemplo, que dado el relieve que tienen las naves de
todas clases en la literatura griega, desde Homero hasta Demóstenes,
aún no sepamos con seguridad cómo estaba construida una trirreme?
Nunca se nos dice a cuánto ascendían los ingresos de alguien, ni
cuánto pagaba de alquiler, ni de qué estaba compuesto su guarda-
rropa, ni cuánto pagaba de jornales, ni cuántas horas trabajaba. Sobre
todas estas cuestiones se pueden sacar muchísimas más noticias del
epistolario de Hammurabi y de las innumerables tablillas con ins
cripciones desperdigadas por Mesopotamia en que se deja constancia
de contratos y transacciones comerciales. Si buscamos información
económica detallada tendremos que seguir otro camino completa
mente distinto. Los papiros de que se sirvió Rostovtzeff en su estudio
sobre A Large Estate in Egypt in the Third Century, B, C. (Una
gran propiedad egipcia del siglo III a. J. C.) o las inscripciones de
Delos, de Delfos y de la Acrópolis, nos procuran mucha más infor
mación económica y material acerca de la vida en la antigüedad que
esos autores a los que he calificado de “ íntimos” . Cuando los amigos
de Platón y de Aristófanes se reunían a charlar, me atrevo a decir
que hacían poco más o menos lo mismo que los demás, y hablaban
de su deporte preferido y de su salud y de las perspectivas del ne
gocio y de τοιοΰτον λήρον, como diría Platón. Pero las conversaciones
que Platón consideró dignas de consignar por escrito trataban de
asuntos completamente distintos — de la justicia, del Estado, del amor
y de la posible inmortalidad del alma, etc.— y a través de sus ideas
sobre estas cosas es como aquellos hombres se nos han hecho íntimos.
En fin de cuentas, cabe conocer todos los aspectos materiales que
tienen que ver con un hombre — sus ingresos, sus horas de trabajo,
sus deudas y cuántas veces han tenido paperas sus hijos-— sin que
medie ninguna intimidad ; la intimidad sólo se producirá — y enton
ces puede producirse como un relámpago— cuando ese hombre se ex
prese con verdadera espontaneidad hablando de uno de los temas
de que habla Platón. Yo creo que esta posibilidad de intimidad es