Page 29 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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II. — PROLEGÓMENOS  AL  ESTUDIO  DE  LA
                       LITERATURA  GRIEGA






            todos  nos  ha  sorprendido  que  en  las  referencias  a  libros  que  se
      A hacen  en  la  literatura  griega  y  romana  se  los  suela  considerar
      textos  para  ser  recitados  o  leídos  en  alta  voz.  Juvenal  no  siempre  se  ve
      obligado  a  leer,  sino  que  es  semper  auditor  tantum,  o  valga  decir
      que  es  siempre  un  simple  oyente   Cuando  Estacio  termina  un  nuevo
      fragmento  de  la  Tebaida  las  gentes  se  precipitan  — curritur  ad  vocem
      jucundam— ,  pero  no  a  las  librerías.  Plinio  se  enfada  cuando  uno  de
      sus  huéspedes  interrumpe  al αναγνώστης,  o  esclavo  lector,  para  corre­
      girle ;  pero,  al  parecer,  no  cae  en  la  conveniencia  de  leer  para  sí  mis­
      mo.  Igual  significado  parecen  tener  las  palabras  mismas  αναγνώστης,
      άναγιγνώσκειν,  que  traducimos  por  “ lector” ,  “leer” ,  Γιγνώσκειν  es  com­
      prender,  o  sea,  entender  los  grammata,  es  decir,  los  trazos  hechos
      sobre  el  papiro ;  άναγιγνώσκειν  significa  comprenderlos  “ hacia  arriba” ,
      levantándolos  hacia  el  lector,  o  “ en  voz  alta” ,  como  en  άναβοαν,
      ávewceív.  Si  en  la  obra  conservada  hasta  nuestros  días  del  gramático
      griego  más  antiguo  leemos  la  enumeración  de  las  obligaciones  del
      verdadero  gramático,  veremos  que  algunas  de,  ellas  de  menor  impor­
      tancia  llevan  a  la  de  άναγιγνώσκειν  κατά  προσφδίαν,  o  sea,  la  de,  leer
      ϊπ  alta  voz  con  el  acento  y  la  entonación  debidos.  Todavía  en  tiempos
      de  Focio  (siglo  IX  d.  J.  C.),  vemos  que  su  famosa  Bibliotheca  es  una
      tista  de  obras  que  durante  tres  determinados  años  se  leyeron  en  alta
      voz  en  su  culto  cenáculo.  Los  modernos  consideramos  que  el  libro

        1  Juvenal,  I,  i ;  VII,  82.  Véase  la  nota  de  Mayor  sobre  III,  9,  págs.  173  ss.
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