Page 21 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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EL  HELENISMO                     2 5 -


      épico  nacional  y  patriótico,  se  obliga  al  lector  a  hacerse  cargo  del
      lado  troyano  lo  mismo  que  del  griego.  En  realidad  se  despierta  más
      simpatía  por  Héctor  y  Andrómaca  que  por  cualquiera  de  los  vence­
      dores  griegos.  El  arte  y  la  verdad  se  contraponen  al  orgullo  nacional
      y  fácilmente  se  llevan  la  palma.  A   pesar  de  sus  fuertes  instintos  helé­
      nicos  y  democráticos,  en  Herodoto  se  percibe  un  interés  constante
      por  los  escitas,  los  persas  y  los  egipcios,  interés  en  el  que  no  falta  la
      comprensión.  En  vez  de  decir:  “ esos  pueblos  son  distintos  de  nos>
      otros ;  ¡ qué  malvados  deben  de  ser ! ” ,  tiende  a  preguntarse :  “ Esos
      pueblos  son  distintos  de  nosotros;  ¿qué  habrán  descubierto  que  nos­
      otros  aún  no  sepamos?”  Los  hebreos  podían  estremecerse  de  horror
      ante  un  “ filisteo  incircunciso”  o  proclamar  qué  naciones  habían  de
      ser  o  no  ser  “ aborrecidas” ;  pero  en  la  tradición  griega,  esa  intoleran­
      cia  instintiva  casi  no  existe.
         Al  abordar  cualquier  cuestión  crítica  importante,  Tucídides  siguió
      rígidamente  el  principio  de  disponer  los  argumentos  de  ambas  partes
      en  forma  de  discursos,  y  llevó  a  cabo  la  empresa  con  tal  imparcialidad,
      que  los  críticos  modernos  discrepan  respecto  a  cuál  fue  el  bando  que
      logró  ganarse  las  simpatías  del  historiador.  En  este  aspecto  es  inevi­
      table  que  se  tienda  a  comparar  a  Tucídides  con  los  historiadores  mo­
      dernos  más  científicos;  sin  embargo,  para  verlo  en  su  verdadera  pers­
      pectiva  histórica  hay  que  contraponerlo  al  romano  Tito  Livio  o  a
      los  autores  de  los  Libros  de  los  Reyes.  Imagínese,  si  se  consigue,  que
      Nehemías  y  Sambalat,  el  joronita,  pronunciaran  discursos  uno  contra
      el  otro  en  tomo  a  la  cuestión  de  reconstruir  el  Templo  o  que  Jehú
      y  Jezabel  hicieran  otro  tanto  sobre  política  exterior.
         Es  más,  este  gusto  por  examinar  las  dos  partes  de  tocia  contro­
      versia  y  el  doble  interés  por  la  pugna  de  ingenios  y  por  el  esfuerzo
      por  ver  la  verdad  diríase  que  macizamente,  condujo  en  derechura  a
      una  de  las  más  grandes  y  más  características  creaciones  del  genio
      griego:  el  teatro5.  Es  cierto  que  en  muchas  y  muy  distintas  socie­
      dades  ha  habido  teatro,  por  lo  general  en  forma  de  ritual  religioso ;
      pero  nunca  ha  constituido  un  elemento  tan  importante  en  la  vida
      social  y  rara  vez  ha  logrado  alcanzar  tal  intensidad  y  perfección  artís­
      tica  como  en  la  Atenas  del  siglo  v.  Ahora  bien,  está  en  la  naturaleza
      misma  del  teatro  que,  representando  los  actores  personajes  distintos,


        5  C£.  infra,  “Prolegómenos  al  estudio  de  la  historia  de  Grecia” ,  pág.  64.
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