Page 19 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
P. 19
EL HELENISMO 2 3
máximo cuidado en consignar sin el menor error los ritos y las
fórmulas mágicas. Un yerro en la invocación de una entre veinte
deidades subordinadas podría producir los resultados más funestos !
y en cuanto a sacrificar la exactitud teológica para que un poema
resultara más interesante o un verso más melodioso, sólo pensarlo
hubiera parecido locura. Hipócrates no hubiera podido prohibir que
se recurriera a fórmulas mágicas si hubiera creído que servían real
mente para curar a los pacientes. Vemos, pues, que una de las carac
terísticas primordiales de la civilización griega y, por consiguiente,
de su literatura, es el escepticismo, o, dicho de otro modo, el Uegat
a la conclusión de que el hombre no sabía muchas cosas sumamente
importantes que hubiera querido saber y que en la mayoría de las
sociedades afirmaba apasionadamente que las sabía.
A esto se debe la tercera característica notable de la tradición
griega ¡ la ausencia de ortodoxia y de censura autoritarias. En el
Antiguo Testamento, el viejo politeísmo semita fue censurado a raja
tabla y enmendado hasta ajustarlo a las condiciones del jehovismo
ortodoxo. Todas las demás opiniones eran, claro está, equivocadas y,
por tanto, se suprimían. Pero en Grecia, desde sus mismos comienzos,
encontramos escuelas discrepantes y tradiciones históricas divergentes.
En la tradición heroica hallamos restos de leyendas que son contrarias
a la litada y a la Odisea. Herodoto pone especial empeño en recoger
y someter a crítica las distintas versiones de las historias que relata 3.
Recordemos que Hecateo inicia su obra con este notable ex abrupto;
“ Escribo lo que a mí me parece la verdad, porque las historias de los
griegos son distintas y absurdas,” Y Protágoras dice audazmente :
"En cuanto a los dioses, no puedo decir ni que existen ni que no
existen, ni cómo son,”
En el campo de la filosofía encontramos que los físicos jonios
están en general de acuerdo unos con otros, aunque no sin deter
minadas discrepancias, pero que la escuela pitagórica tiene un modo
de ver completamente distinto, que a su vez se diferencia de las
escuelas de Parménides y Empédocles. Y nada hay que impida a
Heráclito de Éfeso decir rotundamente que “ la mucha erudición no
enseña el buen sentido; si así fuera, ya lo habría enseñado a Hesíodo
y Pitágoras, a Jenófanes y a Hecateo” . Y añade que, metafóricamente
3 Cf. infra, “ Grecia antigua e Inglaterra moderna” , págs. 205, 215.