Page 14 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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ι8 GRECIA CLÁSICA Y MUNDO MODERNO
critos difieren en muchos aspectos de la herencia dejada por sus
vecinos y predecesores.
Los hebreos, por ejemplo, dejaron una literatura espléndida, pero
un tanto limitada en el campo que abarca. Como en el caso de Babi*
lonia y de Egipto, tiene una cosmología. También contiene complejas
y escrupulosas codificaciones de leyes y tabúes, cuyos orígenes se
remontan principalmente a Babilonia! y además valiosas obras de
historia, que al principio consistían en la compilación de unas cuantas
tradiciones sobre los primeros jueces y después sobre las empresas
de una larga relación de reyes, habiendo sido revisados esos textos
una y otra vez con todo cuidado por los sacerdotes jehovistas en aras
de la ortodoxia. En la literatura hebrea se encuentra una colección de
cantos o salmos, todos en estilo bastante parecido y todos ellos reh-
giosos; se encuentra también un voluminoso cuerpo de obras litera
rias que sólo gozan de preeminencia en dicha literatura y que esta
compuesto por una colección de los oráculos de los profetas ortodoxos,
porque claro está que las profecías de los heterodoxos, las de los
profetas de Baalim, se suprimieron, por copiosas y acertadas que fue
ran. Pero, entre los hebreos, la clase de los profetas en general alcanzó
un nivel más alto de inteligencia y fue más admirada que en ninguna
otra de las sociedades que conocemos. Casi la totalidad de su litera
tura es no ya religiosa, sino sacerdotal. Y se cuidó de que los códigos
de leyes y los documentos históricos concordasen con el parecer de la
clase sacerdotal. Casi las únicas excepciones son el libro de Ruth, que,
contrariamente a todas las enseñanzas de Nehemías, tiene por prota
gonista a una mujer de Moab, y el epitalamio de Salomón, que quizá
lo confundieran con una alegoría. En los libros sapienciales y pro-
bablemente en la obra filosófica en que se describen los inmerecidos
padecimientos de Job se puede apreciar ya el influjo griego.
No tengo conocimientos suficientes para hablar con autoridad cíe
las literaturas egipcia y babilónica. Claro está que la babilónica se di
ferencia de la hebrea en presentar las características propias de un
gran Estado. Es politeísta; por lo común, en la antigüedad sólo un
país pequeño podía limitarse a un dios. Cuando el rey Josías decidió
convertir a su pueblo al monoteísmo, tuvo que suprimir todos los
lugares de culto, a excepción de los de Jerusalén. Si un pueblo quiere
anexionarse a pueblos vecinos, tiene que anexionarse también a sus
dioses. Conviene recordar asimismo que la Biblia es una cuidadosa