Page 22 - Murray, Gilbert. - Grecia Clásica y Mundo Moderno [1962]
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20            GRECIA  CLÁSICA  Y  MUNDO  MODERNO

      hayan  de  tratar  de  compenetrarse  con  los  sentimientos  de  las  distintas
      figuras  que  encaman;  pero  yo  dudo  de  que  hasta  época  muy  reciente
      se  haya  desarrollado  en  ninguna  otra  literatura  dramática  en  la  me­
      dida  en  que  se  desarrolló  en  el  teatro  ático  esta  práctica  de  compe­
      netrarse  con  el  sentir  de  cada  una  de  las  dos  partes  de  un  pleito.
      Incluso  en  las  comedias  de  Aristófanes  hallamos  siempre  un  agón  o
      certamen :  al  menos  se  enuncian  dos  puntos  de  vista  opuestos,  y  se
      enuncian  con  cierta  fuerza  retórica.  Pero,  en  la  tragedia,  el  esfuerzo
      psicológico  es  mucho  más  intenso.  Se  ha  dicho,  y  con  verdad,  que
      en  la  tragedia  griega  no  existe  la  figura  del  malo  estereotipado.  Es
      cierto  que  hay  asesinos,  adúlteras,  intrigantes  malvados;  pero  nunca
      aparece  un  personaje  que  no  tenga  defensa  o  no  pueda  apelar  a  cir­
      cunstancias  atenuantes.  Clitemnestra  no  sólo  se  explica,  sino  que  lo
      hace  con  tal  convicción  y  tal  intensidad  de  sentimiento,  que  los  an­
      cianos  llamados  a  condenarla  sin  piedad  se  quedan  desconcertados.
      Injuriar  resulta  fácil  — declaran— ,  pero  juzgar  es  difícil.  Y   lo  mismo
      podría  decirse  de  Medea,  la  asesina,  de  Orestes  el  demente  y  de
      Odiseo  el  desaprensivo.  ¿Qué  otra  literatura  antigua,  de  no  experi­
      mentar  la  influencia  griega,  se  aproximó  jamás  o  deseó  siquiera  alcan­
      zar  tal  equidad  imaginativa?  Parece  como  si  al  poeta  griego  le  cau­
      sara  efectivamente  un  placer  intelectual  comprender  a  su  enemigo!
      en  cambio,  el  hombre  medio  cree  que  los  enemigos  no  están  para
      comprenderlos,  sino  para  acabar  con  ellos.  Y,  en  efecto,  cabe  apreciar,
      como  ha  señalado  el  Prof.  Comford,  que  el  teatro  influyó  neta­
      mente  en  la  historiografía  griega.  Movió  a  Herodoto  y   a  Tucídides  a
      hacer  dos  cosas  que  no  suelen  encontrarse  fuera  de  Grecia,  esto  es,
      primero  a  reproducir,  en  forma  de  narración  o  en  estilo  directo,  el
      punto  de  vista  de  las  dos  partes  contendientes,  y,  en  segundo  lugar,  a
      concebir  su  asunto  en  una  forma  moldeada  sobre  la  tragedia.  Así  como
      los  autores  del  Antiguo  Testamento  entienden  toda  la  historia  como
      una  deserción  de  Jehová,  un  castigo  y  un  perdón,  y  así  como  muchos
      escritores  modernos  la  interpretan  como  evolución  biológica,  los  grie­
      gos  tenían  tendencia  a  verla  en  forma  de  hybris  y  retribución,  o  más
      bien  de  crecimiento,  exceso  y  derrumbamiento.  Históricamente,  esto
      último  quizá  constituya  un  punto  flaco;  pero  en  el  aspecto  artístico
      hace  que  la  historia  no  sea  una  simple  crónica  de  acontecimientos,
      sino  un  relato  dotado  de  forma  y  significado.
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