Page 196 - Orgullo y prejuicio
P. 196

aplazara, no creo que hubiese impedido al fin y al cabo la boda, a

                     no ser por el convencimiento que logré inculcarle de la indiferencia
                     de  su  hermana.  Hasta  entonces  Bingley  había  creído  que  ella
                     correspondía a su afecto con sincero aunque no igual interés. Pero

                     Bingley posee una gran modestia natural y, además, cree de buena
                     fe que mi sagacidad es mayor que la suya. Con todo, no fue fácil

                     convencerle  de  que  se  había  engañado.  Una  vez  convencido,  el
                     hacerle tomar la decisión de no volver a Hertfordshire fue cuestión

                     de un instante. No veo en todo esto nada vituperable contra mí. Una
                     sola  cosa  en  todo  lo  que  hice  me  parece  reprochable:  el  haber

                     accedido  a  tomar  las  medidas  procedentes  para  que  Bingley
                     ignorase  la  presencia  de  su  hermana  en  la  ciudad.  Yo  sabía  que
                     estaba en Londres y la señorita Bingley lo sabía también; pero mi

                     amigo no se ha enterado todavía. Tal vez si se hubiesen encontrado,
                     no habría pasado nada; pero no me parecía que su afecto se hubiese

                     extinguido lo suficiente para que pudiese volver a verla sin ningún
                     peligro. Puede que esta ocultación sea indigna de mí, pero creí mi

                     deber  hacerlo.  Sobre  este  asunto  no  tengo  más  que  decir  ni  más
                     disculpa que ofrecer. Si he herido los sentimientos de su hermana,

                     ha sido involuntariamente, y aunque mis móviles puedan parecerle
                     insuficientes, yo no los encuentro tan condenables.
                         Con  respecto  a  la  otra  acusación  más  importante  de  haber

                     perjudicado al señor Wickham, sólo la puedo combatir explicándole
                     detalladamente la relación de ese señor con mi familia. Ignoro de

                     qué  me  habrá  acusado  en  concreto,  pero  hay  más  de  un  testigo
                     fidedigno que pueda corroborarle  a usted la veracidad de cuanto

                     voy a contarle.
                         El señor Wickham es hijo de un hombre respetabilísimo que tuvo

                     a  su  cargo  durante  muchos  años  la  administración  de  todos  los
                     dominios  de  Pemberley,  y  cuya  excelente  conducta  inclinó  a  mi
                     padre a favorecerle, como era natural; el cariño de mi progenitor se

                     manifestó, por lo tanto, generosamente en George Wickham, que era
                     su  ahijado.  Costeó  su  educación  en  un  colegio  y  luego  en
   191   192   193   194   195   196   197   198   199   200   201