Page 276 - Orgullo y prejuicio
P. 276

Querida Harriet,

                         Te vas a reír al saber adónde me he ido, y ni yo puedo dejar de
                     reírme pensando en el susto que te llevarás mañana cuando no me
                     encuentres. Me marcho a Gretna Green, y si no adivinas con quién,

                     creeré que eres una tonta, pues es el único hombre a quien amo en
                     el mundo, por lo que no creo hacer ningún disparate yéndome con

                     él.  Si  no  quieres,  no  se  lo  digas  a  los  de  mi  casa,  pues  así  será
                     mayor su sorpresa cuando les escriba y firme Lydia Wickham. ¡Será

                     una broma estupenda! Casi no puedo escribir de risa. Te ruego que
                     me excuses con Pratt por no cumplir mi compromiso de bailar con

                     él esta noche; dile que espero que me perdone cuando lo sepa todo,
                     y también que bailaré con él con mucho gusto en el primer baile en
                     que  nos  encontremos.  Mandaré  por  mis  trajes  cuando  vaya  a

                     Longbourn,  pero  dile  a  Sally  que  arregle  el  corte  del  vestido  de
                     muselina de casa antes de que lo empaquetes. Adiós. Dale recuerdos

                     al coronel Forster. Espero que brindaréis por nuestro feliz viaje.
                         Afectuosos saludos de tu amiga,

                                                                                        Lydia Bennet



                     ––¡Oh,  Lydia,  qué  inconsciente!  ¡Qué  inconsciente!  ––exclamó
                Elizabeth  al  acabar  de  leer––.  ¡Qué  carta  para  estar  escrita  en  semejante

                momento!  Pero  al  menos  parece  que  se  tomaba  en  serio  el  objeto  de  su
                viaje;  no  sabemos  a  qué  puede  haberla  arrastrado  Wickham,  pero  el

                propósito de Lydia no era tan infame. ¡Pobre padre mío! ¡Cuánto lo habrá
                sentido!
                     ––Nunca vi a nadie tan abrumado. Estuvo diez minutos sin poder decir

                una palabra. Mamá se puso mala en seguida. ¡Había tal confusión en toda la
                casa!

                     ––¿Hubo algún criado que no se enterase de toda la historia antes de
                terminar el día?

                     ––No  sé,  creo  que  no.  Pero  era  muy  difícil  ser  cauteloso  en  aquellos
                momentos. Mamá se puso histérica y aunque yo la asistí lo mejor que pude,
   271   272   273   274   275   276   277   278   279   280   281