Page 274 - Orgullo y prejuicio
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creyeron preferible que sólo una de ellas, en la que más podían confiar, se
enterase de sus cuitas.
En el comedor aparecieron Mary y Catherine que habían estado
demasiado ocupadas en sus habitaciones para presentarse antes. La una
acababa de dejar sus libros y la otra su tocador. Pero tanto la una como la
otra estaban muy tranquilas y no parecían alteradas. Sólo la segunda tenía
un acento más colérico que de costumbre, sea por la pérdida de la hermana
favorita o por la rabia de no hallarse ella en su lugar. Poco después de
sentarse a la mesa, Mary, muy segura de sí misma, cuchicheó con Elizabeth
con aires de gravedad en su reflexión:
Es un asunto muy desdichado y probablemente será muy comentado;
pero hemos de sobreponernos a la oleada de la malicia y derramar sobre
nuestros pechos heridos el bálsamo del consuelo fraternal.
Al llegar aquí notó que Elizabeth no tenía ganas de contestar, y añadió:
––Aunque sea una desgracia para Lydia, para nosotras puede ser una
lección provechosa: la pérdida de la virtud en la mujer es irreparable; un
solo paso en falso lleva en sí la ruina final; su reputación no es menos frágil
que su belleza, y nunca será lo bastante cautelosa en su comportamiento
hacia las indignidades del otro sexo.
Elizabeth, atónita, alzó los ojos, pero estaba demasiado angustiada para
responder. Mary continuó consolándose con moralejas por el estilo
extraídas del infortunio que tenían ante ellos.
Por la tarde las dos hijas mayores de los Bennet pudieron estar solas
durante media hora, y Elizabeth aprovechó al instante la oportunidad para
hacer algunas preguntas que Jane tenía igual deseo de contestar.
Después de lamentarse juntas de las terribles consecuencias del suceso,
que Elizabeth daba por ciertas y que la otra no podía asegurar que fuesen
imposibles, la primera dijo:
Cuéntame todo lo que yo no sepa. Dame más detalles. ¿Qué dijo el
coronel Forster? ¿No tenía ninguna sospecha de la fuga? Debían verlos
siempre juntos.
––El coronel Forster confesó que alguna vez notó algún interés,
especialmente por parte de Lydia, pero no vio nada que le alarmase. Me da