Page 279 - Orgullo y prejuicio
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comerciantes. Todo el mundo afirmaba que era el joven más perverso del

                mundo, y empezaron a decir que siempre habían desconfiado de su aparente
                bondad.  Elizabeth,  a  pesar  de  no  dar  crédito  ni  a  la  mitad  de  lo  que
                murmuraban, creía lo bastante para afianzar su previa creencia en la ruina

                de  su  hermana,  y  hasta  Jane  comenzó  a  perder  las  esperanzas,
                especialmente cuando llegó el momento en que, de haber ido a Escocia, se

                habrían recibido ya noticias suyas.
                     El señor Gardiner salió de Longbourn el domingo y el martes tuvo carta

                su mujer. Le decía que a su llegada había ido en seguida en busca de su
                cuñado  y  se  lo  había  llevado  a  Gracechurch  Street;  que  el  señor  Bennet

                había  estado  en  Epsom  y  en  Clapham,  pero  sin  ningún  resultado,  y  que
                ahora quería preguntar en todas las principales hosterías de la ciudad, pues
                creía  posible  que  se  hubiesen  albergado  en  una  de  ellas  a  su  llegada  a

                Londres, antes de procurarse otro alojamiento. El señor Gardiner opinaba
                que  esta  tentativa  era  inútil,  pero  como  su  cuñado  estaba  empeñado  en

                llevarla a cabo, le ayudaría. Añadía que el señor Bennet se negaba a irse de
                Londres, y prometía escribir en breve. En una posdata decía lo siguiente:




                         He  escrito  al  coronel  Forster  suplicándole  que  averigüe  entre
                     los amigos del regimiento si Wickham tiene parientes o relaciones
                     que  puedan  saber  en  qué  parte  de  la  ciudad  estará  oculto.  Si

                     hubiese alguien a quien se pudiera acudir con alguna probabilidad
                     de obtener esa pista, se adelantaría mucho. Por ahora no hay nada

                     que nos oriente. No dudo que el coronel Forster hará todo lo que
                     esté a su alcance para complacernos, pero quizá Elizabeth pueda
                     indicarnos mejor que nadie si Wickham tiene algún pariente.




                     Elizabeth  comprendió  el  porqué  de  esta  alusión,  pero  no  podía
                corresponder a ella. Jamás había oído decir si tenía parientes aparte de su

                padre y su madre muertos hacía muchos años. Pero era posible que alguno
                de sus compañeros fuera capaz de dar mejor información, y aunque no era

                optimista, consideraba acertado preguntarlo.
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