Page 298 - Orgullo y prejuicio
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habido un pequeño cambio, y, soltando una carcajada, dijo que hacía un
montón de tiempo que no estaba allí.
Wickham no parecía menos contento que ella; pero sus modales seguían
siendo tan agradables que si su modo de ser y su boda hubieran sido como
debían, sus sonrisas y sus desenvueltos ademanes al reclamar el
reconocimiento de su parentesco por parte de sus cuñadas, les habrían
seducido a todas. Elizabeth nunca creyó que fuese capaz de tanta
desfachatez, pero se sentó decidida a no fijar límites en adelante a la
desvergüenza de un desvergonzado. Tanto Jane como ella estaban
ruborizadas, pero las mejillas de los causantes de su turbación permanecían
inmutables.
No faltó la conversación. La novia y la madre hablaban sin respiro, y
Wickham, que se sentó al lado de Elizabeth, comenzó a preguntar por sus
conocidos de la vecindad con una alegría y buen humor, que ella no habría
podido igualar en sus respuestas. Tanto Lydia como Wickham parecían
tener unos recuerdos maravillosos. Recordaban todo lo pasado sin ningún
pesar, y ella hablaba voluntariamente de cosas a las que sus hermanas no
habrían hecho alusión por nada del mundo.
––¡Ya han pasado tres meses desde que me fui! ––exclamó––. ¡Y parece
que fue hace sólo quince días! Y, sin embargo, ¡cuántas cosas han ocurrido!
¡Dios mío! Cuando me fui no tenía ni idea de que cuando volviera iba a
estar casada; aunque pensaba que sería divertidísimo que así fuese.
Su padre alzó los ojos; Jane estaba angustiada; Elizabeth miró a Lydia
significativamente, pero ella, que nunca veía ni oía lo que no le interesaba,
continuó alegremente:
––Mamá, ¿sabe la gente de por aquí que me he casado? Me temía que
no, y por eso, cuando adelantamos el carruaje de William Goulding, quise
que se enterase; bajé el cristal que quedaba a su lado y me quité el guante y
apoyé la mano en el marco de la ventanilla para que me viese el anillo.
Entonces le saludé y sonreí como si nada.
Elizabeth no lo aguantó más. Se levantó y se fue a su cuarto y no bajó
hasta oír que pasaban por el vestíbulo en dirección al comedor. Llegó a