Page 65 - Orgullo y prejuicio
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para reflexionar. Es de mi primo, el señor Collins, el que, cuando yo me

                muera, puede echaros de esta casa en cuanto le apetezca.
                     ––¡Oh,  querido!  ––se  lamentó  su  esposa––.  No  puedo  soportar  oír
                hablar del tema. No menciones a ese hombre tan odioso. Es lo peor que te

                puede pasar en el mundo, que tus bienes no los puedan heredar tus hijas. De
                haber sido tú, hace mucho tiempo que yo habría hecho algo al respecto.

                     Jane  y  Elizabeth  intentaron  explicarle  por  qué  no  les  pertenecía  la
                herencia. Lo habían intentado muchas veces, pero era un tema con el que su

                madre perdía totalmente la razón; y siguió quejándose amargamente de la
                crueldad que significaba desposeer de la herencia a una familia de cinco

                hijas, en favor de un hombre que a ninguno le importaba nada.
                     ––Ciertamente, es un asunto muy injusto ––dijo el señor Bennet––, y no
                hay  nada  que  pueda  probar  la  culpabilidad  del  señor  Collins  por  heredar

                Longbourn. Pero si escuchas su carta, puede que su modo de expresarse te
                tranquilice un poco.

                     ––No, no la escucharé; y, además, me parece una impertinencia que te
                escriba,  y  una  hipocresía.  No  soporto  a  esos  falsos  amigos.  ¿Por  qué  no

                continúa pleiteando contigo como ya lo hizo su padre?
                     ––Porque parece tener algún cargo de conciencia, como vas a oír:



                         Hunsford, cerca de Westerham, Kent, 15 de octubre.



                         Estimado señor:
                         El desacuerdo subsistente entre usted y mi padre, recientemente

                     fallecido, siempre me ha hecho sentir cierta inquietud, y desde que
                     tuve  la  desgracia  de  perderlo,  he  deseado  zanjar  el  asunto,  pero
                     durante  algún  tiempo  me  retuvieron  las  dudas,  temiendo  ser

                     irrespetuoso  a  su  memoria,  al  ponerme  en  buenos  términos  con
                     alguien con el que él siempre estaba en discordia, tan poco tiempo

                     después de su muerte. Pero ahora ya he tomado una decisión sobre
                     el tema, por haber sido ordenado en Pascua, ya que he tenido la

                     suerte de ser distinguido con el patronato de la muy honorable lady
                     Catherine  de  Bourgh,  viuda  de  sir  Lewis  de  Bourgh,  cuya
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