Page 69 - Orgullo y prejuicio
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CAPÍTULO XIV
El señor Bennet apenas habló durante la cena; pero cuando ya se habían
retirado los criados, creyó que había llegado el momento oportuno para
conversar con su huésped. Comenzó con un tema que creía sería de su
agrado, y le dijo que había tenido mucha suerte con su patrona. La atención
de lady Catherine de Bourgh a sus deseos y su preocupación por su
bienestar eran extraordinarios. El señor Bennet no pudo haber elegido nada
mejor. El señor Collins hizo el elogio de lady Catherine con gran
elocuencia. El tema elevó la solemnidad usual de sus maneras, y, dándose
mucha importancia, afirmó que nunca había visto un comportamiento como
el suyo en una persona de su alcurnia ni tal afabilidad y condescendencia.
Se había dignado dar su aprobación a los dos sermones que ya había tenido
el honor de pronunciar en su presencia; le había invitado a comer dos veces
en Rosings, y el mismo sábado anterior mandó a buscarle para que
completase su partida de cuatrillo durante la velada. Conocía a muchas
personas que tenían a lady Catherine por orgullosa, pero él no había visto
nunca en ella más que afabilidad. Siempre le habló como lo haría a
cualquier otro caballero; no se oponía a que frecuentase a las personas de la
vecindad, ni a que abandonase por una o dos semanas la parroquia a fin de
ir a ver a sus parientes. Siempre tuvo a bien recomendarle que se casara
cuanto antes con tal de que eligiese con prudencia, y le había ido a visitar a
su humilde casa, donde aprobó todos los cambios que él había hecho,