Page 72 - Orgullo y prejuicio
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––Con frecuencia he observado lo poco que les interesan a las jóvenes
los libros de temas serios, a pesar de que fueron escritos por su bien.
Confieso que me asombra, pues no puede haber nada tan ventajoso para
ellas como la instrucción. Pero no quiero seguir importunando a mi primita.
Se dirigió al señor Bennet y le propuso una partida de backgammon. El
señor Bennet aceptó el desafío y encontró que obraba muy sabiamente al
dejar que las muchachas se divirtiesen con sus frivolidades. La señora
Bennet y sus hijas se deshicieron en disculpas por la interrupción de Lydia y
le prometieron que ya no volvería a suceder si quería seguir leyendo. Pero
Collins les aseguró que no estaba enojado con su prima y que nunca podría
interpretar lo que había hecho como una ofensa; y, sentándose en otra mesa
con el señor Bennet, se dispuso a jugar al backgammon.