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--Está bien -dijo-. Ya ha pasado todo, Bill, ¿verdad? Vamos, cierra las
                compuertas.
                   --¡Yo n-n-no que-quería que lo m-mma-mataran! -sollozó Bill-. ¡Ni siquiera se me
                pasó por la cabeza!
                   --Joder, Billy, ya lo sé -aseguró Richie-. Si querías sacártelo de encima, lo
                habrías empujado por la escalera o algo así. -Richie le palmeó el hombro y le dio
                un pequeño abrazo, un poco duro, antes de soltarlo-. Vamos, basta de lloriqueos,
                ¿eh? Pareces un bebé.
                   Poco a poco, Bill se calmó. Aún dolía, pero ese dolor parecía mas limpio, como
                si se hubiera abierto de un tajo para sacarse algo que se le estaba pudriendo
                dentro. Y ese alivio aún estaba allí.
                   --No quería que lo m-m-mat-mataran -repitió-. Y s-s-si dices a alal-alguien que
                est-que estuve llorando, t-t-te par-t-t-to la cara.
                   --No se lo diré a nadie-prometió Richie-, no te preocupes. Era tu hermano. Si
                mataran a mi hermano, yo lloraría hasta que se me cayera la cabeza, joder.
                   --T-t-tú no t-t-tienes herm-hermano.
                   --Sí, pero si lo tuviera.
                   --¿Llo-llorarías?
                   --Claro. -Richie hizo una pausa, fijando en Bill su mirada cautelosa. Trataba de
                decidir si a Bill se le había pasado del todo. Aún seguía enjugándose los ojos
                enrojecidos con el pañuelo, pero probablemente ya estaba bien-. Yo sólo quería
                decir que George no tiene motivos para perseguirte. Así que la foto puede tener
                alguna relación con... bueno, con eso otro. Con el payaso.
                   --A-a-a l-lo mejor Geor-George no s-s-sabe. A-l-lo me-mejor cree...
                   Richie comprendió lo que Bill estaba tratando de expresar y lo descartó con un
                ademán.
                   --Cuando uno estira la pata sabe todo lo que la gente pensaba de uno, Gran Bill.
                -Hablaba con el aire indulgente de un maestro que corrigiera las fatuas ideas de
                un patán-. Está en la Biblia. Allí dice: "Sí, aunque ahora no podemos ver mucho en
                el espejo, veremos a través de él como a través de una ventana cuando
                muramos." Eso está en la Primera a los Tesalonicenses o en la Segunda de
                Babilonios, ya lo olvidé. Es decir...
                   --Ya m-m-me d-d-doy c-c-cuenta -dijo Bill.
                   --Bueno, ¿y qué te parece?
                   --¿Qué?
                   --¿Vamos a ese cuarto a echar un vistazo? A lo mejor encontramos una pista
                sobre quién es el asesino de chicos.
                   --T-t-tengo ni-miedo.
                   --Yo también -dijo Richie.
                   Pensaba que era sólo una tontería, algo para poner a Bill en movimiento. Pero
                entonces su estómago crujió y descubrió que era cierto: estaba verde de miedo.



                   4.


                   Los dos chicos entraron en la casa de los Denbrough como si fueran fantasmas.
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