Page 232 - Microsoft Word - King, Stephen - IT _Eso_.DOC.doc
P. 232
--Tienes razón -dijo Richie, con voz ronca-. Esto da miedo. No me explico cómo
soportas entrar solo.
--Él e-e-era ni-mi her-hermano -dijo Bill-. A veces m-m-me v-vienen g-gganas.
En las paredes había pósters para niños. En uno estaban los sobrinos del Pato
Donald marchando hacia la espesura con uniforme de boy scouts. Otro, coloreado
por el mismo George, mostraba a mr. Do deteniendo el tráfico para que un grupo
de niños cruzara la calle hacia la escuela. Abajo decía: "Mr. Do dice ¡Espera la
señal del guardia!" "El niño no se preocupaba mucho por escribir recto", pensó
Richie y se estremeció. El niño tampoco podría mejorar jamás su caligrafía. Richie
miró la mesa que había junto a la ventana. La señora Denbrough había puesto allí
todos los boletines de notas de George, entreabiertos. Al mirarlos, sabiendo que
no habría ningún otro, sabiendo que George había muerto antes de aprender a no
pasarse del borde al colorear, sabiendo que su vida había terminado eterna e
irrevocablemente con esos pocos boletines de parvulario y primer grado, la ruda
verdad de la muerte abrumó a Richie por primera vez. Era como si una gran caja
de hierro cayera en su cerebro hundiéndose allí. "¡Yo también puedo morir! -gritó
su mente, de pronto, con traicionado horror-. ¡Cualquiera puede morir!"
--Oh, Dios, Dios -balbució, y no pudo agregar nada más.
--Sí -dijo Bill casi en un susurro. Se sentó en la cama de George-. Mira.
Richie vio el álbum de fotografías cerrado en el suelo. "Mis fotografías -leyó
Richie-. George Denbrough, edad 6 años."
"¡Seis años! -Chilló su mente-. ¡Seis años para siempre! ¡A cualquiera podría
pasarle! ¡A cualquiera, joder! "
--Est-estaba ab-ab-abierto -apuntó Bill-. Antes.
--Se cerró -dijo Richie, intranquilo, sentándose en el borde de la cama, junto a
Bill, para mirar el álbum-. Muchos libros se cierran solos.
--Las hoj-hoj-hojas, sí, p-p-pero la t-tapa nu-nunca. Y s-s-se cerró.-Bill miró a
Richie con solemnidad, muy oscuros los ojos en su cara pálida y cansada-. P-p-
pero qu-quiere que t-t-tú lo ab-ab-abras de n-n-nuevo.
Richie se levantó para acercarse lentamente al álbum. Estaba al pie de una
ventana enmarcada por cortinas claras. Al mirar hacia fuera, vio el manzano de los
Denbrough, en el patio, un columpio se balanceaba lentamente de una rama negra
y retorcida.
Miró otra vez el libro de George.
Una mancha seca, parda, coloreaba el espesor de las hojas en el medio del
libro. Parecía salsa de tomate reseca. Seguramente George había estado
comiendo una hamburguesa mientras miraba su álbum; un mordisco y un poco de
ketchup salpicó el libro. Los peques siempre hacían torpezas como ésa. Podía ser
ketchup. Pero Richie sabía que no lo era.
Tocó el álbum y enseguida apartó la mano. Estaba muy frío. Allí donde estaba,
el fuerte sol de verano, apenas filtrado por las ligeras cortinas, debía de haber
estado calentándolo todo el día. Pero estaba frío.
"Mejor lo dejo -pensó Richie-. De cualquier modo, no quiero mirar este álbum
estúpido, lleno de gente que no conozco. Mejor le digo a Bill que cambie de
opinión. Iremos a su habitación a leer revistas. Después me iré a casa a cenar y
me acostaré temprano porque estoy cansado. Y mañana, cuando despierte, estaré
seguro de que esto es sólo ketchup. Sí, señor."