Page 34 - Microsoft Word - King, Stephen - IT _Eso_.DOC.doc
P. 34
--Y éste es sólo el comienzo -dijo Stanley a Patty, esa noche, en la cama-. Van a
crecer como el maíz en verano, querida. Si nadie hace estallar el mundo de aquí a
diez años, estarán arriba junto a Kodak, Sony y RCA.
--Y tu, ¿qué vas a hacer? -preguntó ella, aunque ya lo sabían.
--Les diré que es un placer trabajar para ellos.
Stan, riendo, la estrechó y la besó. Momentos más tarde estaba sobre ella y
hubo orgasmos, como cohetes brillantes que ascendieran por el cielo de
medianoche Pero no hubo hijo.
En su trabajo para Corridor Video estableció contactos con algunos de los
hombres más ricos y poderosos de Atlanta. Les sorprendió a los dos descubrir que
la mayoría de esos hombres eran buenas personas. Entre ellos encontraron un
grado de aceptación y amabilidad casi desconocido en el Norte. Patty recordaba
que Stanley, cierta vez, había escrito a sus padres: "Los mejores ricos de
Norteamérica viven en Atlanta, Georgia. Voy a colaborar para que algunos de ellos
se hagan más ricos todavía, y ellos me harán rico a su vez y nadie será mi dueño,
salvo Patricia, mi mujer. Y como yo soy su dueño, creo que no corro peligro."
Cuando dejaron Traynor, Stanley se había convertido en sociedad anónima y
tenía a seis personas bajo sus órdenes. En 1983, sus ingresos alcanzaron
territorios de los que Patty había oído sólo vagos rumores: era la fabulosa tierra de
las "Seis Cifras". Y todo había ocurrido con tanta tranquilidad como la del pie al
deslizarse en las zapatillas un sábado por la mañana. Pero, a veces, la asustaba.
Una vez Stanley había hecho un chiste inquietante sobre tratos con el diablo, pero
a ella no le parecía muy divertido. Probablemente no lo sería jamás.
"La tortuga no pudo ayudarnos."
A veces, sin motivo alguno, Patty despertaba con ese pensamiento como si
fuera el último fragmento de un sueño por lo demás olvidado. Entonces se volvía
hacia Stanley y lo tocaba para asegurarse de que aún estaba allí.
Vivían bien, no abusaban del alcohol, no buscaban sexo extramatrimonial, ni
drogas; no se aburrían ni discutían sobre lo que debían hacer. Sólo había una
nube. Fue Ruth, la madre de Patty, quien la mencionó por primera vez, bajo la
forma de una pregunta en una carta a su hija. Ruth le escribía una vez por semana
y esa carta había llegado a principios del otoño de 1979, poco después de que
marcharan de Traynor.
En su mayor parte era una típica carta de Ruth Blum: cuatro hojas cubiertas de
apretada escritura, cada una con el encabezamiento "Una simple nota de Ruth".
Su letra era casi ilegible. Una vez, Stanley se había quejado de no poder descifrar
ni una sola palabra escrita por su suegra. "¿Y para qué quieres leerlas?", había
sido la respuesta de Patty.
La carta estaba llena de las noticias acostumbradas, ya que los recuerdos de
Ruth Blum se extendían desde el presente en un abanico cada vez más amplio de
relaciones entrecruzadas. Muchas de las personas que ella mencionaba
comenzaban a desdibujarse en la memoria de Patty, como fotografías de un viejo
álbum, pero para Ruth todas permanecían frescas. Al parecer, jamás perdía el
interés por la salud y las andanzas de sus conocidos. Sus pronósticos eran,
además, invariablemente sombríos. El padre de Patty seguía teniendo dolores de
estómago. Él estaba seguro de que era sólo dispepsia; la idea de que podía
tratarse de una úlcera ni siquiera le pasaría por la cabeza, escribía su esposa,