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--Miró a Bill-. ¿Cuándo?
                   --N-n-no hay me-mejor mommmmento que el pre-presente, ¿n-n-no?
                   Hubo un silencio confuso y pensativo. Luego Richie se levantó, abriendo la
                trampilla con los brazos estirados, para dejar entrar la luz mortecina de aquel
                sereno día de verano.
                   --Tengo mi hacha -dijo Ben, siguiéndolo-. ¿Quién me ayuda a cortar leña verde?
                   Al final lo ayudaron todos.




                   3.

                   Prepararse les llevó una hora. Cortaron cuatro o cinco brazadas de ramas
                verdes, pequeñas, de las que Ben retiró todas las hojas.
                   --Van a producir mierda -dijo-. Ni siquiera estoy seguro de que podamos
                encender el fuego con ellas.
                   Beverly y Richie bajaron a la ribera del Kenduskeag para recoger una serie de
                piedras de buen tamaño en la chaqueta de Eddie (la madre siempre le hacia salir
                con chaqueta, por mucho calor que hiciese, diciendo que podía llover). Mientras
                llevaban las piedras a la casita, Richie comentó:
                   --Tú no puedes hacer esto, Bey. Eres niña. Ben dijo que eran los guerreros los
                que bajaban al pozo de humo, no las "squaws".
                   Beverly hizo una pausa, mirándolo con irritación y regocijo. De la coleta le había
                escapado un mechón. Sacó el labio inferior para apartárselo de la frente con un
                soplido.
                   --Cuando quieras, Richie, te desafío a pelear.
                   Puedo tumbarte cuando me dé la gana, y lo sabes.
                   --¡Eso no impo.ta, Miss Sca.lett! -exclamó Richie, mirándola con ojos saltones-.
                ¡Es niña y niña será! ¡No es guerrero indio!
                   --Pues seré guerrera india, entonces -afirmó Beverly-. Y ahora, ¿llevamos estas
                piedras a la casita o quieres que te las tire por la cabeza?
                   --¡Cielo santo, Miss Sca.lett! -chilló Richie.
                   Beverly rió y dejó caer el extremo de la chaqueta: todas las piedras se
                desparramaron. No cesó de reñirle mientras las recogían. Richie, mientras tanto,
                bromeaba y chillaba con muchas voces, maravillándose, para sus adentros, de lo
                hermosa que ella era.
                   Aunque no había dicho en serio lo de excluirla del pozo de humo por su sexo,
                Bill Denbrough pareció apoyar esa opinión.
                   Beverly se enfrentó a él con los brazos en jarras y las mejillas arrebatadas por la
                furia.
                   --¡Puedes meterte esa opinión ya sabes dónde, Bill "Tartaja"! Yo también estoy
                en esto. ¿O ya no participo en este jodido club?
                   Bill, con paciencia, dijo:
                   --L-l-las cosas n-n-no son a-a-así, B-B-Bev, y lo s-s-sabes. A-a-alguien ti-tiene
                que e-e-estar fuera.
                   --¿Por qué?
                   Bill trató de explicarse, pero allí estaba otra vez el bloqueo oral. Miró a Eddie
                como pidiendo ayuda.
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