Page 36 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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—No vayas al teatro esta noche, Dorian —dijo Hallward—. Quédate a
cenar conmigo.
—La verdad es que no puedo.
—¿Por qué?
—Porque he prometido acompañar a lord Henry.
—No le gustarás más por respetar tus promesas. Él siempre incumple las
suyas. Te ruego que no vayas.
Dorian Gray rió y movió la cabeza.
—Te lo suplico.
El joven dudó y miró a lord Henry, quien los observaba desde la mesa de
té con una sonrisa que mostraba diversión.
—Tengo que ir, Basil —respondió.
—Muy bien —dijo Hallward, que salió andando y dejó su taza sobre la
bandeja—. Es bastante tarde y, como tienes que vestirte, lo mejor será que no
pierdas tiempo. Adiós, Harry. Adiós, Dorian. Ven a verme pronto. Ven
mañana.
—Desde luego.
—¿No te olvidarás?
—No; por supuesto que no.
—Y… ¡Harry!
—¿Sí, Basil?
—Recuerda lo que te pedí cuando estábamos en el jardín esta mañana.
—Lo he olvidado.
—Confío en ti.
—Yo desearía poder confiar en mí mismo —dijo lord Henry, riendo—.
Vamos, señor Gray, mi cabriolé está fuera, y puedo dejarlo en su casa. Adiós,
Basil. Ha sido una tarde de lo más interesante.
Mientras la puerta se cerraba tras ellos, Hallward se dejó caer en un sofá,
y una expresión de dolor apareció en su rostro.
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