Page 63 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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que la luz de la luna en el huerto era falsa; que el escenario era vulgar y las

               palabras que yo tenía que decir irreales; no eran mis palabras ni lo que yo
               quería decir. Tú me has traído algo más alto, algo de lo que todo el arte no es
               más que un reflejo. Tú me has hecho entender lo que el amor es en realidad.
               ¡Amor mío! ¡Amor mío! Estoy cansada de sombras. Tú eres para mí más de

               lo que todo el arte pueda ser nunca. ¿Qué tengo yo que ver con las marionetas
               de un teatro? Cuando salí esta noche, no podía entender cómo todo me había
               abandonado.  De  repente,  amaneció  en  mi  alma  el  significado  de  todas  las
               cosas.  Ese  conocimiento  me  resultó  exquisito.  Les  oí  silbar  y  sonreí.  ¿Qué

               sabían ellos del amor? Llévame, Dorian. Llévame contigo adonde pueda estar
               sola. Odio el escenario. Podría imitar una pasión que no siento, pero no soy
               capaz  de  imitar  una  que  me  quema  como  fuego.  Oh,  Dorian,  Dorian,
               ¿entiendes ahora lo que significa todo? Aunque pudiera, sería una profanación

               para mí actuar estando enamorada. Tú me has hecho ver eso.
                    Él se dejó caer en el sofá y volvió el rostro.
                    —Has matado mi amor —musitó.
                    Ella lo miró sorprendida y rió. Él no respondió nada. Ella se acercó a él y

               le acarició el pelo con sus pequeños dedos. Se arrodilló y le presionó la mano
               con sus labios. Él los apartó y lo recorrió un escalofrío.
                    Entonces se levantó y se fue hasta la puerta.
                    —Sí  —gritó—,  has  matado  mi  amor.  Solías  despertar  mi  imaginación.

               Ahora ni siquiera despiertas mi curiosidad. Simplemente, no tienes efecto. Te
               amaba  porque  eras  extraordinaria,  porque  tenías  talento  e  intelecto,  porque
               hacías realidad los sueños de los grandes poetas y dabas forma y sustancia a
               las  sombras  del  arte.  Lo  has  estropeado  todo.  Eres  superficial  y  estúpida.

               ¡Cielo santo! ¡Qué locura era amarte! ¡Qué estúpido he sido! Ya no eres nada
               para mí. Jamás volveré a verte. Jamás volveré a mencionar tu nombre. No
               sabes  lo  que  fuiste  para  mí  una  vez.  ¿Por  qué,  una  vez…?  ¡Oh,  no  puedo
               soportar la idea! Desearía no haberte visto nunca. Has estropeado el romance

               de mi vida. ¡Qué poco puedes saber del amor si dices que ha arruinado tu
               arte! ¿Qué eres tú sin tu arte? Nada. Yo te habría hecho famosa, espléndida,
               magnífica.  El  mundo  te  habría  adorado  y  tú  habrías  sido  mía.  ¿Qué  eres
               ahora? Una actriz de tercera categoría con un rostro bonito.

                    La muchacha palideció y empezó a temblar. Se apretó las manos y la voz
               pareció quedársele atrapada en la garganta.
                                                                            ⁠
                    —No puedes hablar en serio, Dorian —⁠murmuró—. Estás actuando.
                                                                        ⁠
                    —¡Actuando! Te dejo eso a ti. Hazlo bien —respondió él agriamente.






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