Page 69 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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UE BASTANTE PASADO el mediodía cuando
despertó. Su ayuda de cámara se había deslizado de
puntillas varias veces en la habitación para ver si se
movía, y se había preguntado por qué su joven patrón
dormía hasta tan tarde. Al fin, sonó su timbre, y
Víctor entro suavemente con una taza de té y un
montón de cartas sobre una pequeña bandeja de
porcelana de Sèvres antigua, y descorrió las cortinas
de satén color oliváceo con forro azul brillante que colgaban delante de las
tres altas ventanas.
—Monsieur ha dormido bien esta mañana —dijo sonriente.
—¿Qué hora es, Víctor? —preguntó Dorian soñoliento.
—La una y cuarto, monsieur.
¡Qué tarde era! Se levantó y, en cuanto hubo dado unos sorbos a un té, dio
la vuelta a las cartas. Una de ellas era de lord Henry, y había sido entregada
en mano por la mañana. Vaciló por un instante, y luego la dejó a un lado. Las
otras las abrió con desgana. Contenían la habitual colección de tarjetas de
visita, invitaciones a cenar, entradas para espectáculos privados,
programaciones de conciertos de caridad y cosas por el estilo que llueven a
los jóvenes de moda cada mañana durante la temporada. Había una factura
bastante elevada por un juego de tocador de plata Luis XV que aún no había
tenido el coraje de enviar a sus tutores, que eran personas extremadamente
anticuadas y no comprendían que vivíamos en una época en que sólo las cosas
innecesarias nos eran absolutamente imprescindibles. Y había varias
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