Page 73 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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a Sybil que se casara conmigo. No voy a romper mi promesa. Ella va a ser mi

               esposa.
                    —¡Tu esposa! ¡Dorian! ¿No recibiste mi carta? Te escribí esta mañana, y
               mandé traer la nota en mano con alguien de mi confianza.
                    —¿Tu  carta?  Oh,  sí,  recuerdo.  No  la  he  leído  aún,  Harry.  Temía  que

               pudiera haber algo en ella que no me gustara.
                    Lord Henry caminó por la habitación y, sentándose junto a Dorian Gray,
               le tomó ambas manos y las sostuvo con fuerza.
                    —Dorian  —dijo—,  mi  carta,  no  te  asustes,  era  para  decirte  que  Sybil

               Vane está muerta.
                    Un grito de dolor brotó de los labios del muchacho que se puso en pie de
               un salto apartando con brusquedad sus manos de las de lord Henry.
                    —¡Muerta! ¡Sybil Vane muerta! No es verdad. Es una horrible mentira.

                    —Es verdad, Dorian —dijo gravemente lord Henry⁠—. Viene en todos los
               periódicos de la mañana. Tendrá que haber una investigación, por supuesto, y
               no  debes  mezclarte  en  el  asunto.  Cosas  como  esta  ponen  de  moda  a  un
               hombre en París. Pero en Londres la gente tiene demasiados prejuicios. Aquí

               nunca se debe hacer un début con escándalo. Hay que reservarse algo así para
               seguir  siendo  interesante  de  viejo.  No  creo  que  supieran  tu  nombre  en  el
               teatro. Si no lo saben, todo está bien. ¿Te vio alguien con ella en su camerino?
               Ésa es una cuestión importante.

                    Dorian tardó unos instantes en responder. Estaba paralizado por el horror.
               Al fin, murmuró con voz ahogada:
                    —Harry,  ¿has  dicho  una  investigación?  ¿Qué  quieres  decir  con  eso?
               ¿Acaso Sybil…? Oh, Harry, no puedo soportarlo. Pero, vamos. Cuéntamelo

               todo de una vez.
                    —No tengo dudas de que no fue un accidente, Dorian, aunque así es cómo
               debe  hacerse  público.  Cuando  salía  del  teatro  con  su  madre,  más  o  menos
               hacia las doce y media, dijo que se había olvidado algo arriba. La esperaron

               durante un rato, pero ya no volvió a bajar, Al final la encontraron muerta en el
               suelo de su camerino. Se había tragado algo por error, alguna cosa horrible
               que  usan  en  los  teatros.  No  sé  lo  que  era,  pero  contenía  o  ácido  prúsico  o
               albayalde. Imagino que se trataría de ácido prúsico, pues parece que murió de

               forma instantánea. Es una gran tragedia, por supuesto, pero no debes hacer
               que te mezclen con ella. Veo por lo que dice el Standard que tenía diecisiete
               años. Habría pensado que era incluso más joven. Su aspecto era tan aniñado y
               parecía saber tan poco sobre actuar. Dorian, no debes dejar que este asunto

               altere tus nervios. Debes venir a cenar conmigo, y después iremos a la ópera.




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