Page 204 - El Terror de 1824
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200 B. PÉREZ GALDÓS
— No volverá á pasar, yo juro que no v<?l -
verá á pasar— dijo Chaperón dando una gran
patada. — |Por vida del Santísimo Sacramen-
to!... vaya un pago que se da á los que leal-
mente sirven al Trono.
Hubiérase creído que la estera era el Tro no,
á juzgar por la furia con que la pisoteaba el
gran esbirro.
— Todavía — añadió mirando con atónitos
ojos á sus amigos, — le parece que no hago
bastante, que dejo vivir y respirar demasiado
á los liberales. ¿Ha se visto injusticia semejan-
te? tSr. Chaperón, usted no hace nada; señor
Chaperón, las conspiraciones crecen y usted
no acierta á sofocarlas. Los conspiradores le
tiran de la nariz y usted no los ve. . » cPero
Sr. Calomarde, ¿me quiere usted decir cómo
se persigue á los liberales, á los comuneros, á
los milicianos, á los compradores de bienes
nacionales, á los clérigos secularizados, á toda
la canalla, en fin? ¿Puede hacerse más de lo
que yo hago? ¿Cree usted que esa polilla se ex-
tirpa en cuatro días?...» Pues que no: que pa-
ra arriba y para abajo, que yo soy tibio, que
soy benigno, que dejo hacer, que no tengo
ojos de lince, que se me escapan los más gor-
dos, que me trago los camellos y pongo á co-
lar los mosquitos. Y vaya usted á sacarlos de
ahí. Convénzales usted de que no es posible
hacer otra cosa, á menos que no salgamos á
la calle con una compañía y fusilemos á todo
el que pase... Esta misma noche he de procu-
rar ver á S. M. y decirle que si encuentra otro
que le sirva mejor que yo en este puesto, le