Page 206 - El Terror de 1824
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202 B. PÉREZ GALDÓS
encontrar un revolucionario, aunque lo bris-
caran t\ siete estados bajo tierra.
Cha perón hundía la barba en el pecho, aca-
riciándosela con su derecha mano.
— Lo que dice el amigo Navarro — afirmó
Romo, — no tiene vuelta de hoja. Nosotros loá
voluntarios realistas hemos salvado al Rey.
Los franceses no habrían hecho nada sin uos-
otros. Somos el sostén del Trono, las colum-
nas de la Fe católica. Pues bien: dígase coa
franqueza si tenemos las preeminencias que
nos corresponden. Los liberales nos insultan y
no se les castiga.
Cha perón hizo un brusco movimiento. Iba
á responder.
— Quiero decir que no se les castiga como
merecen — añadió el voluntario realista. — En
vez de tener absoluta confianza en nosotros,
se nos quiere sujetar á reglamentos como los
de la Milicia Nacional. Nos miran con descon-
fianza... ¿y por qué? porque no permitimos
que se falte al respeto á S. M. y á la Fe cató-
lica; porque estamos siempre en primera línea
cuando se trata de sofocar una rebelión ó de
precaverla. Nuestro criterio debiera ser el cri-
terio del Gobierno. ¿Y cuál es nuestro crite-
rio? Pues es ni más ni menos que exterminio
absoluto, no perdonar á nadie, cortar toda ca-
beza que se levante un poco, aplacar todo
chillido que sobresalga. ¡Ahí señores, si así se
hiciera, otro gallo nos cantara. Pero no se
hace. Aunque el Sr. Chaperón se enfade, yo
repito que hay lenidad, mucha lenidad; que
no se castiga á nadie; que las causas se éter-