Page 207 - El Terror de 1824
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EL  TERROR  DE  1824  203
     nizan;  que  dentro  de  poco  los  negros  han  de
     reírse  en  nuestras  barbas;  que  así  no  pode-
          rnos vivir;  que  peligra  el  Trono,  la  Fe  católi-
          ca... Y  no  lo  digo  yo  solo:  lo  dice  todo  el  ins-
           tituto de  voluntarios  realistas,  á  que  me  glo-
        río de  pertenecer...  Y  estamos  trinando,  sí,  se-
         ñor Cha  perón,  trinando  porque  usted  no  cas-
         tiga como  debiera  castigar.
       El  hombre  obscuro  emitió  su  opinión  sin  in-
             mutarse, y  las  palabras  salían  de  su  boca  co-
         mo salen  de  una  cárcel  los  alaridos  de  dolor
     sin  que  el  edificio  ría  ni  llore.  Tan  sólo  al  fin,
     cuando  más  vehemente  estaba,  vióse  que  ama-
             rilleaba más  el  globo  de  sus  ojos  y  que  sus  vio-
          lados labios  se  secaban  un  poco.  Después  pa-
          reció que  seguía  mascullando,  como  en  él  era
     costumbre,  el  orujo  amargo  de  que  alimenta-
        ba su  bilis.
       — Todo  sea  por  Dios  —  dijo  Cha-perón,  al-
           zando del  suelo  los  ojos  y  dando  un  suspiro. —
     ¡Y  de  tantos  males  tengo  yo  la  culpa!...  Ya
     verán  quién  es  Calleja.
       Diciendo  esto  se  encaminó  á  la  mesa.  Ya  el
     licenciado  Lobo  ocupaba  en  ella  su  puesto.
       —A  ver,  despachemos  esas  causas,  —  dijo  al
     leguleyo.
       —Aquí  tenemos  algunas — repuso  Lobo  po-
            niendo su  mano  sobre  un  montón  deinfamiar
     — á  las  que  no  falta  sino  que  Vuecencia  falle.
       — A  ver,  á  ver.  Con  bonito  humor  me  co-
    }  gen.  Vamos  á  prepararle  su  trabajo  al  fiscal.
       Lobo  tomó  el  primer  legajo  y  dijo:
       — Número  241.  Esta  es  la  causa  de  aquel
     comunero  que  propuso  establecer  la  república.
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