Page 200 - El Terror de 1824
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196 B, PEREZ GALDÓS
como yo, por ejemplo, que pudiendo estar pa~
voneándome en una Sala del Consejo, cual la-
piden mis merecimientos y servicios, me hallo
reducido á la triste condición en que usted me
ve. jAyl señora de mi vida— añadió haciendo
pucheros. — Esto me pasa por haber sido una.
mala cabeza, por haber fluctuado entre los dos
partidos sin decidirme por ninguno. Desde la
guerra vengo haciendo quiebros como un bai-
larín, sin saber á qué faldón agarrarme. Mis
vacilaciones, mi timidez natural, y ¿por qué
no decirlo? mi honradez me han traído al es-
tado en que me veo, simple secretario de ua
Chaperón, yo que llegué á posarme en la sala
de Mil y quinientas... |Y que no he pasado ya
congojas en gracia de Dios!... (Al decir esto
movía la cabeza como los muñecos que la tie-
nen pegada al cuerpo por una espiral de alam-
bre.) ¡Sin destino, y teniendo que mantener es-
posa, dos suegras y once becerros mamones!
Es verdad que Dios se llevó de mi casa á la
gente mayor; pero vinieron nietecillos... ¡y qué
casorios los de mis hijasl... En fin, señora, me
callo, porque si sigo hablando de mis lástima»
ha de llorar hasta el tintero. ¡Qué hubiera sida
de mí sin la pensión que me dio durante trea
años el Sr. de x\raceli, y sin el favor de per-
sonas generosas como usted y wotras, á quienes
viviré eternamente agradecido!... Pero me ca-
llo, positivamente me callo, porque si hablando
siguiera...
— -Una persona de tantas tretas como usted
— manifestó Jenara, poco atenta á las lamen-
taciones del curial» —puede ingeniarse para