Page 215 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824
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— Este es un hombre que no duerme si no
Te ahorcados á sus amigos.
— Aquí no se trata de amigos — afirmó Romo
con cierto calor que se podía tomar por rabia.
—Yo no tengo amigos en estas cuestiones; yo
no soy amigo de nadie, más que del Rey y de
la sacratísima Fe católica. Romo, el voluntario
de bronce, sólo tiene amistades con la justicia
y con la verdad. Y ya que hablamos del señor
Cordero, digo que dejé de frecuentar su casa
«lesde que vi en ella ciertas cosas.
— ¿Qae ha visto usted? — preguntó vivamen-
te el Cortesano, tan sofocado por su enojo co-
mo por su collarín metálico, que le condenaba
elegantemente á garrote.
— No tengo para qué decirlo ahora — repuso
«el voluntario volviendo la espalda.— Está sen-
tenciada la causa; ¿para qué añadir una pala-
bra más?
— Me parece —dijo Bragas en tono de sarcas-
mo,— que el amigo Romo está durmiendo y
ve visiones, como las veía el que delató á
nuestros amigos.
• — ¿Se sabe quién los ha delatado? —pregun-
tó Navarro al Presidente de la Comisión. —
¿Es persona que merece crédito?
— Dos individuos de nuesta policía. Gene-
ralmente obran por indicaciones de personas
afectas á S. M.
— Esas personas son entonces los verdade-
ros denunciadores.
— En efecto, esas son — dijo Romo. — A esas
personas hay que agradecer el espurgo que se
«está haciendo, y al cual deberá su tranquilidad