Page 63 - El Terror de 1824
P. 63

EL  TERROR  DE  1824     59
     nerse,  porque  en  aquel  momento  entraba  una
     cuerda  de  presos.  Iban  atados  como  crimina-
        les que  recogiera  en  los  caminos  la  antigua
     Hermandad  de  Cuadrilleros,  y  por  su  traje,
     ademanes,  y  más  aúu  por  el  modo  de  expre-
         sar su  pena,  debían  de  pertenecer  á  distin-
        tas clases  sociales.  Los  unos  iban  serenos  y  con
     la  frente  erguida;  los  otros  abatidos  y  llorosos.
     Eran  veintidós  entre  varones  y  hembras,  á  sa-
         ber: tres  patriotas  de  los  antiguos  clubs,  dos
     ancianos  que  habían  desempeñado  durante  el
     régimen  caído  el  cargo  de  vocales  del  Supremo
     Tribunal  de  Justicia,  un  eclesiástico,  do3  tore-
         ros, cuatro  cómicos,  un  chico  de  siete  años,
     descalzo  y  roto,  tres  militares,  un  indefinido,
     como  no  se  le  clasificara  entre  los  pordioserosr
     una  señora  anciana  que  apenas  podía  andar,
     dos  de  buena  edad  y  noble  continente,  que  per-
             tenecían á  clase  acomodada,  y  dos  mujeres
     públicas.
       Chaperón  echó  sobre  aquella  infeliz  gente
     una  mirada  que  bien  podía  llamarse  amorosa,
     pues  era  semejante  á  las  del  artista  contem-
            plando su  obra,  y  cuando  el  último  preso  (que
     era  una  de  las  damas  de  equívoca  conducta)
     se  perdió  en  el  obscuro  zaguán  de  la  prisión,
     rompió  por  entre  la  multitud  curiosa  y  entré
     también  con  sus  amigos.
   58   59   60   61   62   63   64   65   66   67   68