Page 65 - El Terror de 1824
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EL TERROR DE 1824 61
Desde el 5 de Noviembre á las diez de la
mañana gastaba D. Rafael del Riego las dal-
zuras de la capilla. Aquel hombre famoso, el
más pequeño de los que aparecen ingeridos sin
saber cómo en las filas de los grandes, media-
no militar y pésimo político, prueba viva de
las locuras de la fama y usurpador de una cele*
bridad que habría«cuadraio mejor á otros ca-
racteres y nombres condenados hoy al olvido,
acabó su breve carrera sin decoro ni grandeza.
Un noble morir habría dado á su figura el
realce heróico que no pudo alcanzar en tres
años de impaciente agitación y bullanga; pera
tan desgraciada era la libertad en nuestro
país, que ni al morir bajo las soeces uñas del
absolutismo, pudo alcanzar aquel hombre la
dignidad y el prestigio de la idea que se ava-
lora sucumbiendo. Pereció como la pobre ali-
maña que espira chillando entre los dientes
del gato.
La causa del revolucionario más célebre de
su tiempo fué un tejido de iniquidades y de
absurdos jurídicos; Lo que importaba era con-
denarle emborronando poco papel, y así fué*
Desde que le leyeron la sentencia el preso ca-
yó en un abatimiento lúgubre, hijo, según al-
gunos, de sus dolencias físicas. Creeríase que
confiaba hasta entonces en la clemencia de los
llamados jueces, ó del Rey, que es todo el cau-
dal de inocencia que puede caber en espíritu
de hombre nacido. A diferencia de otros que
en horas tan tremendas se atracan de los ri-
cos manjares con que engorda el verdugo á
sus víctimas, no quiso comer, ó comió muy