Page 67 - El Terror de 1824
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á los pueblos un papel en que de su puño y
letra había escrito el hombre diminuto estas
palabras: cAsimismo publico el sentimiento
que me asiste por la parte que he tenido en el
Sistema llamado constitucional, en la revolu-
ción y en sus fatales consecuencias, por todo
lo cual pido perdón á Dios de mis crímenes.. •>
Han quedado en el misterio las circunstancias
que acompañaron á este arrepentimiento es-
crito, y aunque el carácter de Riego y su pu-
silanimidad en las tremendas horas justifican
hasta cierto punto aquella genuflexión de su
espíritu, puede asegurarse que no hubo com-
pleta espontaneidad en ella. El fraile que le
as'stía, Chaperón y el escribano Huerta sa-
brían acerca de este suceso cosas dignas de
pasar á la posteridad, porque á ellos debieron
los absolutistas el envilecimiento del persona-
je más culminante, si no el más valioso de la
segunda época constitucional. Ahora, cuando
ha pasado tanto tiempo y la losa del sepulcro
les cubre á todos, ahorcadores y ahorcados,
no podemos menos de deplorar que los que
asistieron en la capilla á D. Rafael del Rie-
go en la noche del 6 al 7 de Noviembre, no
hubier an hecho públicos después los argumen-
tos empleados para arrancar una abdicación
tan humillante.
El 7, á las diez de la pañana, le conduje-
ron al suplicio. De seguro no ha brillado eñ
toda nuestra historia un día más ignominioso.
Es tal, que ni aun parece digno de ser conoci-
do, y el narrador se siente inclinado á volver,
sin leerla, esa página sombría, y á correr tras