Page 70 - El Terror de 1824
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¡56 B. PÉREZ GALDÓS
VI
El triste día de la ejecución todo Madrid
asistió á ella, lo mismo los absolutistas rabio-
sos que los antiguos patriotas, á excepción de
ios que no podían salir á la calle sin peligro de
&er afeitados ó arrojados en los pilones de las
faentes, cuando no hechos trizas por el vulgo.
Pero entre tanto gentío faltó un hombre que
duran-te el verano había vivido casi constante-
mente en la calle, entreteniendo á los desocu-
pados y dando que reir á los picaros. Echá-
banle de menos en las esquinas de la Puerta
del Sol y en los diversos mentideros, por lo
mial le creían fallecido. No era cierto. Sar-
miento vivía, gozando además de una regular
talud.
La primera noche que se quedó en casa de
Sólita durmió de un tirón once horas, y ha-
biendo despertado al medio día llamó con
Suertes voces para que le llevaran chocolate.
Bióselo la misma dueña de la casa con mucha
amabilidad, y entre sorbo y sorbo el preceptor
decía:
— Puedo aceptar estos obsequios porque hoy
aaismo entraré por la senda á que me lleva mi
destino... Si fuera por mucho tiempo de nin-
gún modo aceptaría... Mi carácter, mi digni-
dad, los recuerdos de nuestro antagonismo no
ne lo permiten.