Page 69 - El Terror de 1824
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EL  TERROR  DE  1824     65
     ciese;  pero  él,  cubierta  la  cabeza  con  su  gorre-
     te  negro,  lloraba  como  un  niño,  sin  dejar  de
     besar  á  cada  instante  la  estampa  que  sostenía
     entre  sus  atadas  manos.
       Un  gentío  alborotador  cubría  la  carrera.  La
     plaza  era  un  amasijo  de  carne  humana.  ¿Par-
               ticiparemos de  esta  vil  curiosidad,  atendiendo
     prolijamente  á  los  accidentes  todos,  de  tan  re-
              pugnante cuadro?  De  ninguna  manera.  Un
     hombre  que  sube  á  gatas  la  escalera  del  patí-
          bulo, b9sando  uno  á  uno  todos  los  escalones;
     un  verdugo  que  le  suspende  y  se  arroja  con  él,
     dándole  un  bofetón  después  que  ha  espirado;
     una  ruin  canalla  que  al  verle  en  el  aire  grita:
     «¡Viva  el  Rey  absoluto!...»  ¿Acaso  esto  mere-
       ce ser  mencionado?  ¿Qué  interés  ni  qué  ense-
           ñanza ni  qué  ejemplo  ofrecen  estas  muestras
     de  la  perversidad  humana?  Si  toda  la  historia
     fuese  así,  si  no  sirviera  más  que  de  afrenta,
     jcuán  horrible  serial  Felizmente,  aun  en  aque-
         llos días  tan  desfavorecidos,  contiene  páginas
     honrosas  aunque  algo  obscuras,  y  entre  los
     miles  de  víctimas  del  absolutismo  húbolas  no-
             bilísimas y  altamente  merecedoras  de  cordial
     compasión.  Si  el  historiador  acaso  nolasnom*
     brase,  peor  para  él;  el  novelador  las  nombra-
         rá, y  conceptuándose  dichoso  al  llenar  con
     ellas  su  lienzo,  se  atreve  á  asegurar  que  la
     ficción  verosímil  ajustada  á  la  realidad  docu-
              mentada, puede  ser  en  ciertos  casos  más  his-
           tórica, y  seguramente  es  más  patriótica,  que
     la  historia  misma.
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