Page 66 - El Terror de 1824
P. 66
62 B. PÉREZ GALÜÓS
poco. Ningún amigo pudo visitarle, porque la
visita hubiera sido quizás el primer paso para
compañía perpetua hasta la eternidad; pero le
vieron muchos individuos particulares de ca-
tegoría, deseosos de hartar sus ojos con la vis-
ta de aquel hombre que conmovió con su nom-
bre á toda España; sacerdotes que solícita-
mente se prestaban á encaminarle al cielo; her-
manos de diversas hermandades; personas va-
rias, en fin, compungidas las unas, indiferen-
tes otras, curiosas las más; pero en tal número
que no dejaban al preso un momento de des-
canso.
Estaba frío, caduco, los ojos fijos en el sue«
lo, amarillo como las velas que ardían junto
al Crucifijo del altar. A ratos suspiraba, pare-
cía vagar en sus labios la palabra perdón, aco-
metíanle desmayos, y hacía preguntas trivia-
les. Ni mostró apego á las ideas políticas que
le habían dado tanto nombre, 'ni dió alas á su
espíritu con la unción religiosa, sino que se
abatía más y más á cada instante, apareciendo
quieto sin estoicismo, humilde sin resignación.
Chaperón y otros de igual talla gozaban vien-
do llorar, como un alumno castigado, al Ge-
neral de la libertad, al pastor que con la magia
de su nombre arrastraba tras sí rebaño de.
pueblos. En el delirio de su triunfo no habían*
ellos soñado con una caída semejante que les
desembarazara, no sólo de su enemigo mayor,
sino del prestigio de todos los demás.
La retractación del héroe de las Cabezas fué
una de las más ruidosas victorias del bando
absolutista. jQuó mayor triunfo que mostrar