Page 113 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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Ya no mandas



                  Lee este ejemplo de carta para cambiar la relación con la tristeza.



                    Querida tristeza:

                    Eres  mi  emoción  más  incomprendida.  Desde  pequeño  me  enseñaron  que  no  debía
                  expresarte porque «supuestamente» había algo malo en ti, por lo que aprendí a reprimirte tan
                  bien que ahora no sé ni cómo sentirte.
                    Has estado muchas veces presente en mi vida, algunas de ellas largas temporadas en las
                  que solo me apetecía comer y dormir. He dejado de salir con amigos, de hacer cosas que me
                  gustan y he llegado incluso a faltar al trabajo por ti.
                    Cuando vienes logras convencerme de que nada vale la pena. Es como si mancharas el
                  cristal de las gafas a través de las cuales veo el mundo y todo lo que observo a través de ti se
                  volviera mucho más feo —como el «Upside down» de Stranger Things—.
                    Me ha costado años reconocer que tu presencia se debe a que algo dentro de mí no está
                  bien. Ahora me he dado cuenta de que vienes porque siento que he perdido algo importante
                  para mí y que me ayudas a conservar la energía que necesito mientras gestiono el dolor que
                  esa pérdida me ha causado.
                    Es duro sentirte, pero si no te permito estar conmigo acabas tomando las riendas de mi vida
                  y entonces sí que no avanzamos. Por eso, te quiero decir que a partir de ahora voy a intentar
                  permitirte estar conmigo sin evitarte. Tal vez al principio sea difícil, pero creo que si nos vamos
                  tolerando cada vez más, podríamos llegar a ser buenos amigos.
                    Si fuéramos amigos podrías acompañarme solo cuando fuera necesario para ayudarme a
                  ahorrar energía mientras sano mis heridas. Yo por mi parte voy a intentar que nos llevemos
                  bien.
                    Gracias por tu ayuda, tristeza.


                  Ahora  escríbele  tú  una  carta  a  tu  tristeza  basándote  en  la  anterior.

               Requisitos:


                      Dile a tu tristeza cómo te hace sentir y lo harto que estás.
                      Intenta empatizar con ella y darte cuenta de por qué aparece.
                      Entiende que estáis en el mismo equipo, que su función es protegerte y agradécele lo que
                      hace por ti.
                      Hazle ver que a partir de ahora no le vas a dejar mandar en tu vida.
                      No te dejes para después y comienza a escribirla ya, tal vez te ayude.


                  Querida tristeza:
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