Page 117 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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BRÚJULA ROTA
Si sigues poniendo «parches» a tus emociones en vez de
sentirlas, al final no sabrás ni qué te pasa.
Ruth tiene treinta y dos años y vive con su pareja, Andrés. No tienen
hijos. Desde pequeña ha tenido que aprender a cuidar de los demás
porque su padre falleció cuando tenía dos años y su madre tuvo una
enfermedad que limitaba su movimiento.
Ruth se tuvo que ocupar de todo en su casa desde muy niña, lo
cual hizo que aprendiera a priorizar las necesidades de los demás y
a ignorar las suyas propias. Ahora, aunque con Andrés es muy feliz
y tiene amigos, en su trabajo no se siente bien porque no le gusta lo
que hace y cree que le explotan. Le cuesta expresar sus emociones
y no sabe qué le gusta ni qué quiere en la vida, solo se ha dejado
llevar por lo que pensaba que los demás esperaban de ella.
Ante el estrés del trabajo, lo único que le calma es darse
atracones de comida, por lo que siempre que puede come a
escondidas sin control. Ruth sospecha que lo que está haciendo
muy sano no es, pero no sabe qué le pasa ni cómo cambiarlo.