Page 120 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
        P. 120
     Cuando somos niños necesitamos que nuestros padres nos atiendan,
               nos  escuchen,  validen  y  cubran  nuestras  necesidades.  De  esta  forma
               aprendemos  que  cuando  tenemos  alguna,  podemos  expresarla  y  se
               puede cubrir.
                  Cuando  tenemos  padres  que,  por  la  razón  que  sea,  no  han  podido
               hacerse  cargo  de  nosotros  como  le  pasó  a  Ruth,  es  normal  que
               pensemos  que  no  somos  importantes  y  que  no  expresemos  nuestras
               necesidades. La pobre Ruth se tuvo que ocupar desde muy pequeña de
               su madre y eso hizo que sus necesidades pasaran a un segundo plano.
               Obviamente su madre no tiene la culpa de su enfermedad ni de que Ruth
               se tuviera que ocupar de ella, pero que pasara eso dejó una marca en
               cómo Ruth se ve a sí misma y esa idea es la causante de que hoy no
               exprese sus emociones, no sepa qué quiere y esté en un trabajo que no
               le gusta.
                  En este punto trabajaríamos en el entendimiento de su historia de vida
               y  cómo  ha  condicionado  su  idea  de  ella.  Le  explicaríamos  que  es
               totalmente normal que no sepa qué quiere y que priorice a los demás
               con la vida que ha tenido.
                  Si fuera posible, trataríamos de conectar a la Ruth actual con la Ruth
               niña para que pudiera decirle que lo que vivió no fue culpa suya, que se
               merecía haber sido una niña libre, que siente no haberla escuchado en
               todo este tiempo y que a partir de ahora se compromete a priorizarse de
               una vez. La idea es que pudiera conectar con sus propias necesidades y
               darse cuenta de que no es esclava de su pasado y cambiar la forma de
               verse a sí misma.
               Falta de autoconocimiento
     	
