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                                         N A R R A D O R E S   E X T R A N J E R O S





                     está entusiasmado–. Ya lo ves, no hay excusa, Fani. Vas a ver qué bueno. Me parece que
                     ni vas a querer salir del camión. Vamos al mar; a ciento veinte, ciento treinta por hora.
                     O si no, a Gorenjska. Adonde tú digas.
                        –No hay problema –respondo–. No hay problema.
                        Nos estamos riendo. De las tazas se va levantando vapor. El ambiente está cálido,
                     afuera cae la noche. En algún lugar está ese tiempo, imperceptible, que no se extingue.
                     Alguna vez me alcanzará, quién sabe qué pasará entonces. Sobre eso no puedo pensar,
                     sobre eso no quiero pensar.


































                                                    ANDREJ BLATNIK



                                       La voz de la madre


                                            Traducción de Marjeta Drobnič

                        En el cine, el pequeño veía una película de miedo. La gente gritaba de horror. En la
                     pantalla, un asesino invisible mataba a una familia que vivía en un lugar solitario, en
                     una casa de las afueras de la ciudad. No eran culpables de nada o al menos se ignoraba
                     de qué podían serlo, los mataba así, sin razón, por voluntad del destino. Todos los
                     asesinatos acontecían más o menos de forma similar: en cada caso un miembro de la
                     familia entraba confiadamente en una de las habitaciones de la casa, donde le esperaba
                     el asesino, que, desde su escondrijo, lo aniquilaba. En todas las ocasiones el público se
                     sobresaltaba: ¡Cómo pueden ser tan estúpidos! Sabiendo que en casa hay un asesino,
                     no ponen cuidado. Ni siquiera el armónico susurro, que podía oírse siempre que el
                     asesino estaba cerca, les ponía sobre aviso, aunque era extremadamente significativo.
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