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Rococó, clasicismo y  romanticismo








                    las clases superiores; pero  tan pronto como le fue dada una posibi­


                    lidad  de  medrar,  se  dio  cuenta  realmente  de  la  injusticia  social


                    existente  y  le  parecieron  ya  insoportables  los privilegios  de la  no­


                    bleza.  En suma, cuanto más perdía la nobleza de su poder efectivo,



                    tanto  más tercamente se aferraba a los privilegios que le quedaban


                    y  con  más  ostentación  los  exhibía;  y,  por  otro  lado,  cuantos  más



                     bienes  materiales  adquiría  la  burguesía,  tanto  más  vergonzosa en­


                    contraba su discriminación social y tanto más amargamente lucha­


                    ba por la igualdad política.


                               La  riqueza  burguesa  del  Renacimiento  había  desaparecido



                    como  consecuencia de  las  grandes  bancarrotas  del  Estado  en  el  si­


                    glo XVI,  y no se pudo restablecer durante el  florecimiento del ab­


                    solutismo y el mercantilismo, cuando los príncipes y los propios es­



                     tados  hacían  los  grandes  negocios 9.  Hasta el  siglo  XVIII,  cuando


                     se abandonó  la política  mercantilista y  se  implantó  el  laissez-faire,


                     la burguesía, con sus principios económicos  individualistas,  no re­


                     cobró su vigencia; y aunque los comerciantes y  los  industriales su­



                     pieran  ya sacar considerables ventajas  del  absentismo  de  la aristo­


                     cracia con respecto a los negocios, el gran capital burgués no surgió


                     sino durante  la Regencia y el período  siguiente.  Este régimen  fue,



                     efectivamente,  «la cuna del  tercer estado».  Bajo Luis  XVI  alcanzó


                     la burguesía del antiguo régimen  la cumbre de su desarrollo espi­


                     ritual y m aterial10. El comercio, la industria, los bancos, la fermege­


                     nérale,  las profesiones  liberales,  la literatura y el periodismo,  es de­



                     cir todos los puestos clave de la sociedad, con excepción de los altos


                     puestos del ejército,  de  la Iglesia y de la corte,  estaban  en sus  ma­


                     nos.  Se  desarrolló  una  inaudita actividad  mercantil,  las  industrias



                     crecieron,  los  bancos  aumentaron  y  corrieron  enormes  sumas  en


                     manos de empresarios y especuladores. Las necesidades aumentaron


                     y  se  extendieron;  y  no  sólo  gente  como  los  banqueros  y  grandes


                     arrendatarios  de  impuestos  mejoró  y  rivalizó  en  su  modo  de  vida



                     con  la nobleza,  sino que  también  las  clases  medias de la burguesía


                     aprovecharon  la coyuntura y participaron de forma  creciente en la





                               9  Franz Schnabel,  Das XVU L Jahrh.  in Europa,  en  «Das Zeiltalter des  Absolucis-


                     m us», Propylaen  Weltgesch.,  V I,  1931, pág .277.

                               10  Joseph Aynard, La  Bourgeoisie franca i se,  1934, pág.  462.





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