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Rococó, clasicismo y romanticismo
El cambio del concepto del arte que aquí se expresa tiene
también validez en la creación en todas partes; el arte se hace más
humano, más accesible, con menos pretensiones; ya no es para se-
midioses y superhombres, sino para comunes mortales, para cria
turas débiles, sensuales, sibaritas; ya no expresa la grandeza y el
poder, sino la belleza y la gracia de la vida, y ya no quiere imponer
respeto y subyugar, sino encantar y agradar. En el último período
de gobierno de Luis XIV se forman en la misma corte círculos en
los que los artistas encuentran nuevos protectores, y de tal catego
ría, por cierto, que son frecuentemente más generosos y están más
interesados por el arte que el propio monarca, el cual lucha ya con
dificultades materiales y está dominado por la Maintenon. El du
que de Orleáns, sobrino del Rey, y el duque de Borgoña, hijo del
Delfín, son los centros de estos círculos. El futuro regente lucha ya
contra la tendencia artística patrocinada por el Rey y exige de sus
artistas más ligereza y facilidad, un lenguaje formal más sensual y
más delicado que el que se usa en la corte. Frecuentemente traba
jan los mismos artistas para el Rey y para el duque, y cambian su
estilo según el respectivo cliente, como, por ejemplo, Coypel, que
decora la capilla del palacio de Versalles en correcto estilo cortesa
no, pinta las damas en el Palais Royal en coqueta negligé y esboza
medallas clasicistas para la Académie des Inscriprions t5. La grande
maniere y los grandes géneros ceremoniales decaen durante la Re
gencia. La pintura devota, que ya en tiempo de Luis XIV se había
convertido en un mero pretexto para retratar a los deudos del rey,
y los grandes cuadros de historia, que servían sobre todo a la pro
paganda monárquica, se descuidan ahora. El lugar del paisaje he
roico lo ocupa la vista idílica de las pastorales, y el retrato, que has
ta ahora estaba destinado principalm ente a la publicidad, se
convierte en un género trivial, popular, dedicado en su mayor par
te a fines privados; todo el que puede permitírselo se hace pintar
ahora. En el Salón de 1704 se exponen doscientos retratos, frente a
los cincuenta del Salón de 1699 1É. Largilliére pinta ya con pre
ferencia a la burguesía y no a la nobleza cortesana, como sus pre
15 Pierre Marcel, La Peinture franp au début du X V ///' siecle, 1906, pigs. 25-26.
16 Louis Réau, Histoire de la peinture fran$. au X V IIT siecle, I, 1925, pág. X.
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