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Historia social de la literatura y el arte
de contradicciones y tensiones; crea una monarquía que tan pronto
tiene que representar los intereses de la nobleza como los de la bur
guesía, y, finalmente, tiene a ambas contra sí; da forma a una aristo
cracia que está en enemistad consciente tanto con la Corona como
con la burguesía, y tiene como propias las ideas que la conducen a su
ruina; y crea una burguesía que hace triunfar una revolución con ayu
da de las clases inferiores, pero que inmediatamente se coloca frente
a sus aliados y al lado de sus antiguos enemigos. Mientras estos ele
mentos dominan proporción al mente la vida espiritual de la nación,
esto es, hasta mediados de siglo, el arte y la literatura se encuentran
en estado de transición y están llenos de tendencias opuestas, a me
nudo difícilmente conciliables; vacilan entre tradición y libertad,
formalismo y espontaneidad, ornamentalismo y expresión. Pero in
cluso en la segunda mitad de siglo, cuando el liberalismo y el emo-
cionalísmo adquieren preeminencia, los caminos se separan con ma
yor claridad sin duda, pero las tendencias diversas siguen estando
unas junto a otras. Con todo, sufren un cambio de funciones, y prin
cipalmente el clasicismo, que era un estilo cortesano-aristocrático, se
convierte en vehículo de las ideas de la burguesía progresiva.
La Regencia es un período de actividad intelectual extraordi
nariamente viva, que no sólo ejerce la crítica de la época preceden
te, sino que es creador en gran medida y se plantea cuestiones que
han de ocupar a todo el siglo. La relajación de la disciplina gene
ral, la irreligiosidad creciente, el sentido más independiente y más
personal de la vida van de la mano en el arte con la disolución del
«gran estilo» ceremonial. Comienza ésta con la crítica de la doctri
na académica, que quiere presentar el ideal artístico clásico como
un principio establecido por Dios en cierto modo, intemporalmen
te válido, de forma semejante a como la teoría oficial del Estado en
la época presenta la monarquía absoluta. Nada caracteriza mejor el
liberalismo y el relativismo de la nueva era que irrumpe que aque
lla frase de Antoine Coypel -que ningún director de la Academia
hubiera aprobado antes de él—de que la pintura, como todas las co
sas humanas, está sujeta a los cambios de la moda I4.
H André Fontaine, Les Doctrines d'art en Franee, 1909, pág. 170.
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