Page 176 - Hauser
P. 176
Rococó, clasicismo y romanticismo
que, según conviniera a sus intereses, estaban con los revoluciona
rios o con los emigrados. Los artistas, como conjunto, se vieron en
un principio seriamente amenazados por la Revolución; la Revolu
ción les arrebató sus compradores más ricos y más competentes l67.
Fd número de emigrados crecía de día en día, y la parte del públi
co interesado que no se expatrió, no estaba en condiciones ni tenía
humor para adquirir obras de arte. La mayoría de los artistas pasa
ron en un principio graves privaciones y no es de extrañar que no
siempre fueran capaces de sentir entusiasmo por la Revolución. Si,
a pesar de ello, en gran número tomaron partido por la Revolución
fue porque se sentían humillados y explotados en el antiguo régi
men, en el que habitualmente habían sido considerados como cria
dos de sus señores. La Revolución significaba el fin de esta situa
ción y les compensaba, después de todo, también materialmente.
Porque, aparte del creciente interés del Gobierno por el arte, sur
gían también nuevamente aficionados particulares, y de repente
apareció un nuevo público que se tomaba vivo interés por la labor
de los artistas famosos l68.
La atención prestada al Salón no decayó en absoluto durante
la Revolución, sino incluso aumentó. Las obras de arte alcanzaron
pronto en las subastas precios tan altos como antes de la Revolu
ción, y durante el Imperio hasta consiguieron una considerable ele
vación l69. El número de artistas aumentó, y la crítica se lamenta
ba de que había ya demasiados artistas. La vida artística se había
recobrado rápidamente -demasiado rápidamente—de las conmo
ciones de la Revolución. El ejercicio artístico se restableció antes
de que surgiera un nuevo arte. Se renovaron las antiguas institu
ciones, pero los renovadores no tenían criterios de gusto propio, ni
siquiera el valor para tenerlos. Esto explica la decadencia artística
del período posrevolucionario; por esto fueron necesarios todavía
más de veinte años antes de que pudiera realizarse el romanticismo
en Francia.
167 M. Dreyfous, op. cit., pág. 155.
F. Benoít, op. cit., pág. 132.
'“ Ibid, 134.