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Historia social  de  la  literatura y  el  arte







                 consentido  en  ser  dominado  por  otros  porque  él  se  dominaba a  sí



                 mismo  y  creía  que  la  vida podía  ser gobernada.  El  romanticismo,


                 por el  contrario,  no reconocía ningún  vínculo externo,  era incapaz


                 de  obligarse  a  sí  mismo,  y  se  sentía  expuesto  indefenso  a  la  pre­



                 potente  realidad;  de  aquí su desprecio y  su  deificación  simultánea


                 de la realidad. La violaba, o se entregaba a ella ciegamente y sin re­


                 sistencia,  pero nunca se sentía igual a ella.



                           Cuantas  veces  describen  los  románticos  la peculiaridad  de  su


                 sentido del arte y del mundo, se desliza en sus frases la palabra nos­


                 talgia  o la  idea de  la carencia de patria.  Novalis  define  la filosofía


                 como  «nostalgia», como  «el afán de estar en el hogar en todas par­



                 tes», y los cuentos como un  sueño  «de aquella tierra natal que está


                 en  todas  partes  y  en  ninguna».  Él  elogia  en Schiller  «lo que  no es


                 de esta tierra», y Schiller, por su parte, llama a los románticos  «des­



                 terrados  que languidecen por su patria».  Por esto hablan tanto del


                 caminar, del caminar sin meta ni fin, y de la  «flor azul»  que es ina­


                 sequible y  tiene que seguir siendo inaccesible, de la soledad que se


                 busca y se evita, y de la infinitud que lo es todo y no es nada.  «Mon



                 coeur désire tout, il veut tout, il contient tout. Que mettre á la pla­


                 ce de cet infini qu’exige ma pensée...?», se dice en Obermann,  de Se-


                 nancour.  Pero es evidente que este tout no contiene nada y que este



                 infini  no  se  encuentra  en  ninguna  parte.  Nostalgia  y  dolor por  lo


                 lejano son  los  sentimientos  por los  que  los  románticos  son  desga­


                 rrados  en  todas  direcciones.  Echan  de  menos  la  cercanía  y  sufren


                por su aislamiento de los  hombres,  pero al  mismo tiempo los  evi­



                 tan y  buscan con diligencia la  lejanía y  lo desconocido.  Sufren por


                su extrañamiento del mundo, pero aceptan y quieren este extraña­


                miento.  Por ello  define  Novalis  la poesía romántica como  «el  arte



                de  mostrarse ajeno de manera atractiva, el  arte de alejar un  objeto


                y, sin embargo, hacerlo conocido y atractivo», y afirma que todo se


                vuelve  romántico  y  poético  «si  se  pone  en  la  lejanía»,  que  todo


                puede  ser  romantizado  «si  se  da  a  lo  ordinario  un  aspecto  miste­



                rioso, a lo conocido la dignidad de lo desconocido y a lo finito una


                significación infinita».


                           La  «dignidad de lo desconocido»:  ¿qué persona razonable hu­



                biera hablado una generación antes e incluso unos años antes de se­






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