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Rococó, clasicismo y romanticismo
mente, sólo un intento de equilibrar esta contradicción, lo mismo
que el mensaje de Keats: «Belleza es verdad, verdad es belleza.» A
pesar de ello, el esteticismo sigue siendo el rasgo característico de
la concepción romántica del mundo, y la síntesis de Heine de cla
sicismo y romanticismo como «período artístico» (Kunstperiode) de
la literatura alemana es completamente exacta.
A los románticos no hay nada que se les ofrezca libre de con
flicto. En todas sus manifestaciones se refleja la problemática de su
situación histórica y el desgarramiento de sus sentimientos. La vida
moral de la humanidad ha vivido desde siempre en conflictos y lu
chas, por diferenciada que haya sido la vida social del hombre y por
frecuentes y violentos que fueran los choques entre yo y mundo,
instinto y razón, pasado y presente. Pero en el romanticismo estos
conflictos se convierten en la forma esencial de la conciencia. Vida
c intelecto, naturaleza y cultura, historia y eternidad, soledad y so
ciedad, revolución y tradición ya no aparecen meramente como co
rrelatos lógicos o como alternativas morales entre las que hay que
elegir, sino como posibilidades que se intenta realizar a un mismo
iiempo. Sin embargo, no están contrapuestas dialécticamente, no
se busca una síntesis que pueda expresar su interdependencia, sino
que son simplemente experimentadas y desarrolladas ambas a la
par. Ni el idealismo y el esplritualismo, ni el irracionalismo y el in
dividualismo dominan sin oposición; más bien se alternan con una
tendencia igualmente fuerte al naturalismo y al colectivismo. La
espontaneidad y la consistencia de las actitudes filosóficas han ce-
sudo; ahora ya sólo hay posiciones reflexivas, críticas y problemáti-
i as, la antítesis de las cuales está siempre presente y es realizable.
Id intelecto humano ha perdido también aquellos últimos restos de
rspontaneidad que le eran propios todavía en el siglo XVIII. La 111-
tuna discordia y la ambigüedad de sus relaciones espirituales van
i;in allá que se ha dicho, con razón, que los románticos, o al menos
los primeros románticos alemanes, se esforzaban en apartar de sí
precisamente «lo romántico» lí!5. Friedrich Schlegel y Novalis, al
menos, buscaban superar en sí todo sentimentalismo y basar su
IÍOErwin Kirchner, D i e P h i l o s o p h i e d e r R o m a n t i k , 1906, págs. 42 sig.
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