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Historia social  de la literatura  y el  arte







                       El  romanticismo encontró en el  teatro a su llegada una situa­


             ción  muy compleja.  El  teatro popular, como  heredero del  antiguo



             mimo,  de  la farsa medieval  y  la commedia  dell’arte,  había sido  des­


             plazado en los siglos XVII y XVIII por el teatro literario.  Pero du­


             rante  la  Revolución  cobró  nuevo  impulso,  y  con  él  recobró  una



             parte  de  los  escenarios  de  París  empleando  formas  que  no  se  ha­


             bían  liberado  totalmente  de  la  influencia  del  drama  literario.  En


             la Comédie Frangaise y en el Odéon, ciertamente, continuaban re­


             presentándose  las  tragedias  y comedias  de Corneille,  Racine,  Mo­



             liere,  y  las obras  de  los autores  que,  o se  habían adaptado a la tra­


             dición  clásica  y  ai  gusto  cortesano,  o  habían  m antenido  los


             criterios  literarios  del  drama  burgués.  En  los  teatros de  los  bule­



             vares, en el Gimnase, el Vaudeville, el Ambigu-Comique, el Gaie-


             té, el  Varietés  y el  Nouveautés se representaban,  por el  contrario,


             obras que correspondían al gusto y al  nivel cultural de amplios es­



             tratos  sociales.  Las  crónicas  contemporáneas  informan  detallada­


             mente del cambio sobrevenido en el público teatral durante ia Re­


             volución  e  inmediatamente  después  de  ella,  y  resaltan  la  falta  de



             exigencias  artísticas  y  la carencia de  cultura  en  las  clases  que  lle­


             nan ahora los  teatros de París.  El  nuevo público se compone en su


             mayor  parte  de  soldados,  trabajadores,  dependientes  de  comercio


             y de muchachos, de los cuales, como advierte una de las fuentes de



             información,  apenas  una  tercera parte  sabe  escribir  20°.  Y este  au­


            ditorio domina  no sólo  los  teatros plebeyos de  los  bulevares,  sino


            que amenaza al  mismo tiempo la existencia del teatro literario dis­



            tinguido,  porque  atrae  también  al  público  mejor,  de  tal  manera


            que  los  actores  de  la  Comédie  Fran^aise  y  del  Odéon  representan


            en  locales vacíos  201.


                       En  tiempos  del  Primer  Imperio,  de  la  Restauración  y  la  Mo­



            narquía de Julio,  están  representados en  el  repertorio de  los  teatros


            de  París  los  siguientes géneros:  1,  la comédie en  3  actes et en vera,  que


            representa  el  género  literario  por  excelencia,  y  que,  como  tal,  está



            destinada a  la Comédie  Fran^aise y al  Odéon (por  ejemplo,  Otbello,








                       200 Grimrod de  la ReyniÉre en  Le Censettr dra?natique,  I,  1797.

                       201  Maurice Albert, Les Tbédtres des Boulevards (1789-1848),  1902.





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