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Historia social de la literatura y el arte
mo inglés se desarrolló de manera más continua, más consecuente,
y encontró en el público mucha menos oposición que el francés; su
evolución política fue también más homogénea que la del corres
pondiente movimiento en Francia. Fue en un principio completa
mente liberal y se mostró excelentemente dispuesto para con la Re
volución; solamente la lucha contra Napoleón condujo a un
acuerdo entre los elementos conservadores y románticos, y sólo des
pués de la caída de Napoleón volvió el liberalismo a predominar en
el movimiento romántico. Sin embargo, no se recuperó nunca la
antigua unanimidad. Las «lecciones» aprendidas de la Revolución
y de la hegemonía de Napoleón no se querían olvidar tan pronto, y
muchos de los antiguos liberales, entre otros los miembros de la
escuela lakista, siguieron siendo antirrevolucionarios. Waiter Scott
era y siguió siendo tory; Godwin, Shelley, Leigh H unt y Byron, por
el contrario, representaron al radicalismo predominante en la ge-
neraciónn joven.
El romanticismo inglés arrancaba en lo esencial de la reacción
de los elementos liberales contra ía revolución industrial, mientras
el francés procedía de la reacción de ios estratos conservadores con
tra la revolución política. La conexión del romanticismo con el pre-
rromanticismo fue en Inglaterra mucho más estrecha que en Fran
cia, donde la continuidad entre ambos movimientos se vio
totalmente interrumpida por el clasicismo del período revolucio
nario. En Inglaterra hubo entre el romanticismo y la revolución in
dustrial, triunfante por completo, la misma relación que entre el
prerromanticismo y los estadios preparatorios de la industrializa
ción de la sociedad. En La aldea abandonada, de Goldsmith, Satanic
Mills, de Blake, y Age of Despair, de Shelley, se expresa un tempe
ramento esencialmente idéntico. El entusiasmo de los románticos
por la naturaleza es tan inconcebible sin la separación de la ciudad
respecto del campo como su pesimismo sin el abandono y la mise
ria de las ciudades industriales. Son completamente conscientes de
lo que está ocurriendo, y ven muy bien lo que significa la transfor
mación del trabajo humano en mera mercancía. Sothey y Colerid-
ge descubren en el paro periódico la consecuencia necesaria de la
producción capitalista sin barreras, y Coleridge subraya ya que, de
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