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Historia social de la literatura y el arte







               ción en el público  2M;  se sienten  desarraigados  y  se  refugian  en el



               extranjero.  Esta  generación  está  condenada,  tanto  en  Inglaterra


               como en Alemania o  en  Rusia;  Shelley  y  Keats  son  exterminados


               por su época tan sin compasión como Hólderlin y Kleist o Pushkin



               y  Lermontov.  También  en  lo  ideológico  el  resultado  es  el  mismo


               en todas partes: el idealismo en Alemania, el  «arte por el arte»  en


               Francia, el esteticismo en Inglaterra.  En todas parces la  lucha ter­


               m ina  con  el  abandono  de  la  realidad  y  la  renuncia  a  modificar



               la  estructura  de  la  sociedad  existente.  En  Keats,  este  esteticismo


               está  ligado con una profunda melancolía, con un  llanto por la be­


               lleza, que no es la vida e incluso es la negación de la vida,  la nega­



               ción  de  la vida y  la realidad,  que están para siempre  separadas  del


               poeta, amante de la belleza, y siguen siendo inaccesibles para él como


               todo lo directamente vivo,  natural y  espontáneo.  Anuncia, pues,  la


               renuncia de Flaubert, la resignación del último gran romántico, que



               sabía ya demasiado bien que el precio de la poesía es la vida.


                         De todos los románticos famosos, Byron es el que ejerce una in­


              fluencia más amplia y más profunda sobre sus contemporáneos. Pero



              no es en modo alguno el más original de todos ellos, sino que es sim­


              plemente el más afortunado en la formulación del nuevo ideal de la


              personalidad. N i el mal du ñecle ni el héroe orgulloso y solitario se­


              ñalado por el destino, es decir ninguno de los dos elementos funda­



              mentales de su poesía, son propiedad intelectual originaria suya. El


              dolor cósmico de Byron procede de Chateaubriand y de la literatura


              francesa de emigrados, y el héroe de Byron tiene su origen en Saint-



              Preux y en Werther. La incompatibilidad de las exigencias morales


              del individuo con los convencionalismos de la sociedad forma parte


              de la nueva concepción del hombre definida ya por Rousseau y Goe­


              the, y la descripción del héroe como un eterno desterrado condenado



              a errar por su propia naturaleza insociable se encuentra ya en Senan-


              cour y Constant. Pero en éstos, la esencia insociable del héroe estaba


              ligada a un cierto sentimiento de culpa y se manifestaba en una re­


              lación complicada y ambigua para con la sociedad; en Byron se trans­



              forma por primera vez  en una rebeldía abierta y sin escrúpulos,  en







                        2H  Francis Thompson, Shelley,  1909, pág. 41.





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